El grado de crisis política que tiene la burguesía a nivel mundial es de enorme escala. En el medio de una profunda agudización de la lucha de clases en el mundo, los estados monopólicos, necesitan implementar más ajustes a los pueblos, a sabiendas de que se profundizaran aun más los grados de enfrentamientos y movilizaciones. De esta manera se tensan cada vez más las contradicciones entre los explotadores y los explotados, entre la clase obrera y el pueblo contra la oligarquía financiera.
Es así como en Francia, a pesar de la masiva movilización, en medio de una virulenta situación política donde ampliamente las mayorías populares rechazan las políticas de ajuste del presidente Sarkozy, el senado francés aprobó la nueva norma de reforma jubilatoria, que podría convertirse en ley el próximo miércoles, tras una nueva política del parlamento.
La lucha se desató con el proyecto del gobierno de elevar de 60 a 62 años la edad mínima para jubilarse y de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa.
Una encuesta difundida hoy por la consultora BVA revela que el 70 por ciento de la población francesa apoya las huelgas y las protestas en las calles.
Mientras los gobernantes debaten en el parlamento como aplicar la ley, la huelga de los trabajadores de las refinerías de petróleo y los extendidos bloqueos de los depósitos de combustible llevó a faltantes en el suministro de combustible en varias partes del país. Las 12 refinerías siguen paralizadas y varios depósitos de combustible bloqueados por manifestantes.
Durante la madrugada del jueves una movilización de trabajadores bloqueó por medio día el aeropuerto de Marsella, donde se tuvieron que cancelar todos los vuelos.
Los transportes de pasajeros, ómnibus y trenes, están paralizados, donde se incluyen los cortes a las principales rutas del país.
Los camioneros, que se sumaron al conflicto anteayer por la noche, efectuaban «operaciones tortuga» en algunos puntos del país, ayudando a bloquear el ingreso a fábricas, plantas industriales, depósitos de combustible o aeropuertos, donde obreros y manifestantes estaban movilizados.
La fuerte movilización de jóvenes y estudiantes, en todo el país, tras innumerables barricadas, no le dan respiro a la policía en los enfrentamientos.
La unidad de la clase obrera y el pueblo ha llegado a su punto más álgido en los últimos años en Francia.
Pese a esta situación, Sarkozy volvió a defender ayer su proyecto. «Esta reforma es esencial. Francia se ha comprometido (a adoptarla). Francia la pondrá en marcha», dijo.
No quedan dudas que el gobierno francés esta comprometido con los planes que tiene la burguesía a nivel internacional, de bajarles los salarios a los trabajadores y de ajustar económicamente al pueblo.
Pero la única realidad es que mientras la burguesía en el mundo, tiene que avanzar en las medidas de ajuste, la clase obrera y el pueblo profundizan la unidad y la movilización contra el capitalismo poniendo cada vez en mejores condiciones la lucha hacia el camino de la revolución y el socialismo en los pueblos del mundo.