En el marco de una crisis política de magnitud que viene arrastrando la burguesía en nuestro país y que se profundiza día a día -producto de la ascendente lucha del movimiento de masas y en particular de la clase obrera, y del declarado descreimiento a toda la institucionalidad burguesa, así como el desbarajuste económico a nivel mundial y local- el fallecimiento de Néstor Kirchner es un factor más que agudiza esta crisis a la que hacemos referencia, hasta niveles impredecibles.
En este contexto, el nivel de enfrentamiento entre los distintos sectores monopolistas y todas las facciones políticas que los representan, ahonda las grietas en el poder y deja al desnudo la profunda debilidad que tienen como clase.
La burguesía enfrenta un grave problema político.
Para el movimiento de masas la vida sigue; mañana volveremos a levantarnos para ir a trabajar 10 ó 12 horas diarias, con niveles de superexplotación inhumanos y salarios devaluados; lo que pone blanco sobre negro la necesidad de profundizar las luchas y la organización de los trabajadores, para avanzar en nuestras conquistas y en una salida política revolucionaria para todo nuestro pueblo.