Hay llamados internacionales para ordenar el capitalismo, pacificarlo y otorgarle al sistema la capacidad de humanizarlo. Veamos:
La compañía Monsanto decidió adquirir los servicios de Xe Services (ex Blackwater) para realizar espionaje y tareas de inteligencia a través de uno de sus brazos, Total Intelligence. El panorama se complica aún más con la noticia de que Bill Gates, orientado a la bioingeniería, compró acciones de Monsanto para impulsar programas en países subdesarrollados.
Un reporte de Jeremy Scahill publicado en The Nation (Blackwater’s Black Ops, 15/9/2010) reveló que el ejército mercenario más grande del mundo, Blackwater (ahora llamado Xe Services) le vendió “servicios clandestinos” de espionaje a la trasnacional Monsanto. Blackwater cambió de nombre en 2009, luego de hacerse famosa en el mundo por las denuncias sobre sus abusos en Irak, incluidas masacres de civiles. Sigue siendo el mayor contratista privado del Departamento de USA en servicios de seguridad, es decir para acompañar la práctica del terrorismo de Estado.
No asombra que una empresa como Monsanto, que se ha dedicado desde sus orígenes a producir tóxicos y desparramar venenos, desde el Agente Naranja hasta los PCB (policlorobifenilos), agrotóxicos, hormonas y semillas transgénicas, se asocie con otra empresa de fuerzas represivas avaladas por Estados Capitalistas.
Casi al mismo tiempo que la publicación de este artículo en The Nation, la Vía Campesina denunció la compra de 500 mil acciones de Monsanto, por más de US$ 23 millones por la Fundación Bill y Melinda Gates, que con esto se terminó de sacar su careta de filantrópica. Otra asociación que no sorprende.
Se trata de un casamiento entre los dos monopolios: Bill Gates controla más de 90% del mercado de programas patentados de computación y Monsanto cerca de 90% del mercado mundial de semillas transgénicas y la mayoría del mercado global de semillas comerciales. Tanto Gates como Monsanto son muy agresivos en la defensa de sus monopolios.
Al igual que Monsanto, Gates se dedica también a destruir los recursos naturales y a centralizar la producción en todo el planeta, principalmente a través de la llamada Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA). Ésta funciona como caballo de Troya, despojando además a los campesinos africanos pobres de sus semillas tradicionales, sustituyéndolas por semillas de las empresas primero, y finalmente por transgénicos. Para ello, la Fundación contrató en 2006, justamente a Robert Horsch, un director de Monsanto. Ahora Gates, venteando mayores ganancias, se fue directo a la fuente.
Semejantes monopolios son Estados dentro de los Estados, son monopolios que se apoderan de los Estados y de todas sus maquinarias institucionales. Operan legalmente (legalidad burguesa) con ejércitos de los Estados y con ejércitos paralelos, legales también, e intervienen con energía en decisiones políticas para la realización de negocios ultramillonarios.
Intentan erigirse en gendarmes ante la creciente ola de protestas populares que abarcan al mundo entero.
Imaginemos entonces, con estos pequeños ejemplos, la imposibilidad de centralizar las políticas imperialistas y su papel reaccionario al ir en contra del desarrollo de la humanidad. Estos Estados dentro de los Estados, los Estados mismos y los monopolios son anarquía, son guerra, encierran en sí mismos lo peor que la humanidad ha engendrado. Son guerras de intereses explícitos. Eso es crisis política.