La realidad es que, como les pasa a todos los trabajadores, los sueldos están devaluados por el Estado. La inflación acható los salarios y no hay posibilidad de salir de esta situación si no es por medio de la unidad y la lucha.
El Ministro de Educación bonaerense, Oporto, dice frases como “no hay posibilidad de hablar de salario en el 2010” “tienen un muy buen sueldo compuesto por los muy buenos aumentos de este año”.
Seguramente el ministro no vive con $1900. Sí, hubieron aumentos, según los datos nominales, pero no en la realidad cotidiana: los aumentos de este año ni siquiera nos permiten recuperar un poco de lo que ya se viene perdiendo, ya que el costo de vida aumentó un 70%.
El incremento del salario en julio de 2010 fue de un 5.5% de bolsillo. ¿En qué porcentajes nos llegan los aumentos de los servicios e impuestos, a nuestros hogares, en beneficio de las ganancias de las empresas? ¿Cuál fue el incremento de precios en alimentos?
Esta realidad nos lleva a trabajar por necesidad doble jornada, estando 12 horas fuera de nuestros hogares, como otros trabajadores de fábricas y empresas, sin acompañar a nuestros hijos, con horas y horas de trabajo fuera de la escuela sin ser remuneradas. En este momento tenemos que volver a plantear la lucha de las 8hs de trabajo con un sueldo digno, habiendo sido esta una conquista de otra época de la historia. Lamentablemente el día se nos va sólo trabajando, sin poder descansar lo suficiente ni disfrutar de un momento en familia tan necesario.
Para empeorar la situación, en las escuelas privadas nos presionan para que asistamos a campamentos y fiestas escolares durante sábado y domingo, que tampoco nos pagan y durante los días previos a los paros, se sufren persecuciones al mejor estilo fascista para que no paremos, advirtiéndonos la posible consecuencia: el despido.
Nuestra realidad, no es más que la realidad de la clase trabajadora, no escapa a la realidad de la mayor parte del pueblo: explotación, sueldos achatados, insuficientes para una vida digna. Por eso, la salida es la misma para todos los trabajadores: unidad, organización y lucha.