El ministro Randazzo dijo que para combatir la inflación “los empresarios deben aumentar la oferta de bienes y no los precios”.
En criollo: Producir más para que bajen los precios. ¡Y dijo esa estupidez sin despeinarse, y con la pretensión de que todo el pueblo es tonto!
Si fuera esa la fórmula, los precios deberían estar en el subsuelo, ya que desde hace muchos años se está produciendo cada vez más.
Justamente el gobierno viene jactándose del crecimiento de un 7, 8 ó 9 por ciento anual de la economía del país.
Mienten, mienten, vuelven a mentir y siguen mintiendo.
“Si se produce más, se bajan los precios”. ¡Mentira!
“Si se produce más, se pueden aumentar los sueldos”. ¡Mentira!
“Si se produce más, nos enriquecemos todos”. ¡Mentira!
La realidad es que cuanto más se produce, más suben los precios, se baja el poder adquisitivo del salario, nos empobrecemos más de lo que ellos se enriquecen, se hace más larga la jornada laboral, etc.
Y ello no se debe a otra razón más que cuanto mejor les va en los negocios, peor nos va a nosotros.
Esto quiere decir que cuanto más logramos conquistar, ellos pierden. Es simple: si nosotros avanzamos, ellos retroceden. Y ahí está el punto de la disputa.
Porque sabemos eso, aunque el gobierno piense lo contrario, es que nuestro camino se confirma en cada paso que damos, en cada mentira del gobierno de los monopolios que tiramos abajo.
Luchar para hacer posible la jornada de 8 horas y 40 semanales sin disminución del ingreso que percibimos por jornadas más largas.
Convertir cada argumento de sus mentiras en denuncia y eje movilizador, propuesta de unidad y lucha.
Lograr nuestras conquistas y hacerles comer cada palabra y cada intención de confundirnos. Estamos en el tiempo en que nuestras iniciativas no les deja otra alternativa más que retroceder, tal como lo comprobamos en cada nueva lucha.