Cuando la burguesía hace grandes negocios, salen sus gobiernos a decir que se ha logrado un beneficio para Argentina. Sin embargo el pueblo nunca ve esos beneficios.
Anoche la presidenta repitió la jugada.
Nos explicó que su gobierno había logrado que el Club de París aceptara las condiciones de “negociar” el pago de la deuda de unos 7.000 millones de dólares sin la intervención del FMI y “atendiendo a la inclusión social”.
Sin embargo la realidad es que el Club de París en el que están representados los Estados Unidos de Norteamérica, Alemania, Japón, Holanda, Italia y España, entre otros, convocaron a la presidenta a una reunión en Seúl (aprovechando la cumbre del Grupo de los 20), en donde se trató el tema de cómo se pagará esa deuda.
Allí, los representantes de grandes monopolios internacionales, junto con la presidenta, decidieron que el pago de esa deuda se hará en efectivo y en un plazo mucho más corto de lo que se haría si interviene el FMI.
Esa es la primera “ventaja” para el pueblo. En vez de pagar en 5 ó 10 años se discute ahora si la “deuda” (que en realidad es inexistente) se cancelará en 1 ó 3 años.
Eso hizo que los tenedores de esos bonos en los que está condensada dicha “deuda”, se beneficiaran además con la subida de los mismos a más del 90% de su valor nominal (en el año 2005 estaban a menos del 20%).
Esa es la segunda “ventaja” para el pueblo. En vez de pagar un 20% de la “deuda” nominal trucha ahora se pagará seguramente más del 100% y en efectivo.
Además de estas ventajas financieras (para los bancos y monopolios en general), se logra así, que todos los capitales que estaban en gateras dispuestos a invertir en grandes negocios en nuestro país y que la traba de la negociación de esta “deuda” no les permitía hacerlo sin riesgo de generar antecedentes que pudieran debilitar las condiciones leoninas que imponen a sus subordinados, ahora puedan ingresar para financiar negocios enormes. Una de esas empresas, por ejemplo, es la General Motors que se veía impedida de usar créditos disponibles para incrementar su producción y aumentar sus ganancias.
Esa es la tercera “ventaja” para el pueblo. Ya sabemos, porque lo hemos comprobado en nuestro propio cuero, qué significa mayor producción de la General Motors o cualquier otro monopolio: empeoramiento de las condiciones de trabajo para los obreros y trabajadores en general y más pobreza para el pueblo.
Y siguen las “ventajas de la inclusión social”.
Sin embargo todo esto cierra solamente si hay “paz social” y es por eso que para el próximo jueves se prepara una reunión con la UIA, la CGT y el gobierno, pues quieren abrochar todos estos negocios con la garantía de que Moyano se comprometa a frenar todos los reclamos.
¡Y otra vez la burra al trigo! Este hermoso panorama con cielo limpio y cristalino para los negocios de la burguesía monopolista se ve ensombrecido por la odiada (para ellos) lucha de clases. Ni Moyano, ni la UIA, ni el gobierno monopolista de Cristina Kirchner podrán frenar el descontento, la bronca y la aspiración de mejorar nuestras vidas que tenemos los trabajadores y la gran mayoría del pueblo argentino.