La ley de flexibilización laboral votada con la Banelco sigue tan intacta como entonces. El gobierno de los Kirchner, el progresismo y el sindicalismo, se pavonean con que el finado la derogó.
No existe mentira más grande ni trampa mayor. Lo que se hizo fue una reforma a dicha ley en cuanto a la puesta en vigencia de los convenios colectivos y las paritarias. Pero eso no lo hizo Kirchner. Eso se lo arrancó la lucha de los trabajadores. Cuando existe el hecho en las luchas obreras no existe el derecho burgués. Y eso fue así: en todas las fábricas los trabajadores estaban reclamando aumento salarial, la burguesía no tenía salida inmediata desde el punto de vista legal y tuvo que agregar, de vuelta, las paritarias y los convenios. No le quedaba otra.
Por lo demás, todo sigue igual. Las reformas en las ART por accidentes de trabajo le dieron un maquillaje de palabrerío, pero el resultado final es exactamente el mismo que las reformas que ya había hecho Menem. En cuanto a la ley de contrato de trabajo nada se tocó, de hecho sigue el trabajo contratado y los tercerizados. Por ejemplo, en uno de los picos de más alta productividad en este momento, de más de 4.000 trabajadores de Fiat Córdoba, solamente por más de mil son efectivos; el resto son todos contratados o pertenecientes a empresas tercerizadas (que son empresas de la misma Fiat con prestanombres, o incluso sin ellos). Y en cuanto a los horarios de trabajo, también todo sigue igual a la ley Banelco; nada más que ahora pretenden disimularse con una frase más elegante, que dice textual: “nadie puede trabajar más de 12 horas”. Causa hasta gracia. La ley también dice: “el gobierno nacional ante una eventual crisis del país o las empresas ante una eventual crisis de éstas, están autorizados a fijar el tope horario de trabajo”.
Y así, si revisamos artículo por artículo, salvo en los dos artículos mencionados, comprobaremos que la ley de flexibilización laboral sigue intacta, embarrada de corrupción y mentira.