Si bien venimos publicando desde nuestra página una serie de artículos sobre las intenciones de los monopolios y su gobierno de curarse en salud y tratar YA de fijar un nuevo techo para la discusión salarial del año que viene, hay una serie de acontecimientos que no pueden dejarse pasar.
Empresarios y sindicalistas clave (como gustan señalar las fuentes del gobierno) ya están trabajando para que los reclamos por aumento salarial en 2011 ronden el 18% “de modo de poder anclar las expectativas salariales”, según sus palabras.
Lo que es notable es que desde importantes usinas empresarias se señala que «con la inflación cerca del 30%, pensar en un 18 o 20% de aumento suena lógico»… Cabe preguntarse: y ese 10 o 12% de diferencia (si fueran números ciertos los que dan) ¿dónde está escrito que tenemos que absorberlo los trabajadores?
El tan mentado diálogo social incluye por ahora a siete u ocho sectores de la economía (entre ellos los metalúrgicos, las automotrices, los petroleros, los estatales, entre otros) que buscarán actuar como testigo frente al resto para tratar de frenar “la puja distributiva». Ni a palos quieren volver a vivir lo de 2010, donde el promedio de incrementos salariales según las últimas cifras oficiales fue del 29%.
Las empresas ya saben (porque lo vienen padeciendo en carne propia) que las posibilidades de éxito del diálogo o pacto social que impulsa el Gobierno son de corto vuelo… mejor dicho, está muerto antes de nacer.
Por eso, lo que más les preocupa es ver cómo van a hacer para terminar el año con la menor conflictividad posible y es así que en diversas ramas e industrias no les ha quedado otra que ceder frente a los reclamos por más plata. Para colmo, comienza un nuevo año en donde ya saben todos los problemas que se van a encontrar cuando pretendan imponernos alguna pauta. “Si no hacemos algo se nos viene una escalada muy difícil de manejar», señalan por lo bajo.
Julio De Vido y Carlos Tomada van y vienen de reunión en reunión con Andrés Rodríguez (UPCN), Oscar Lescano (Luz y Fuerza) y Antonio Caló (UOM). No preparan el cordero de navidad… ¿será el de fin de año?
Según trascendió, “los empresarios confían en que los sindicalistas podrían aceptar una pauta salarial que no supere el 20% a cambio de más fondos para las obras sociales y de una menor presión contra algunos sindicalistas complicados por causas judiciales”… En buen criollo: si esto no es una tranza mafiosa, ¿qué es? Lo sorprendente –por supuesto- no es que lo hagan sino que lo digan públicamente, lo que no habla de otra cosa de su debilidad como clase, que es en definitiva, lo único que nos debe importar a los trabajadores.
La vida demuestra –una vez más- que por más que monopolios, gobierno y sindicatos se propongan abrocharnos con sus números, con sus pactos o acuerdos, la que manda es la lucha de clases y es ella, la que viene desmoronando todo intento burgués por planchar nuestros salarios o postergar nuestros reclamos.
Y lo sienten en carne propia: no hay un solo ámbito de trabajo en donde no se esté discutiendo un aumento, un plus, una suma fija, o lo que sea, porque la plata no alcanza y así, los trabajadores, no queremos vivir más.