El primer y único acuerdo tripartito sectorial logrado por el Gobierno en la actividad petrolera quedó hecho trizas.
Bajo el lema: “resulta imprescindible que las relaciones laborales se desarrollen en un marco de paz social y de ausencia de conflictos que interrumpan el normal desenvolvimiento de la actividad”, hace tan sólo quince días la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ofició de anfitriona en la firma de un acuerdo marco que debía sostener la paz social durante todo 2011.
Pese al compromiso de paz social suscripto, hace sólo dos semanas, entre las empresas y gremios del sector, el sindicato que agrupa al personal jerárquico de los yacimientos de YPF en las provincias de Chubut y Santa Cruz inició un paro por tiempo indeterminado en reclamo del pago de diferencias salariales, conflicto que de profundizarse en los próximos días amenaza poner en peligro la producción petrolera de la región patagónica.
El paro que ya cumplió 48 horas y se mantiene por tiempo indeterminado en los yacimientos de YPF en Chubut y Santa Cruz fue dispuesto para exigir a la empresa el reconocimiento de la afiliación gremial del personal jerárquico y el pago total de los adicionales de convenio, que representan una diferencia salarial de entre $ 6.000 y $ 8.000 respecto de lo que actualmente cobran los trabajadores. Además se denunció el despido de más de 300 trabajadores de empresas contratistas de YPF y se advirtió que de no hallarse una solución a lo que definió como “una situación regional extrema”, se profundizarán las medidas en el sector.
La presión por la lucha salarial desbordó el pacto.
Con gremio o sin gremio el paro ya lleva 48hs. y apunta al corazón del proyecto del pacto social. Este acuerdo murió antes de empezar, se sentaron todos: las empresas, los gremios y el gobierno, pero faltaron los invitados estelares: los trabajadores. En el marco nacional, esta “afrenta” hecha al bochorno del pacto, sólo será una muestra de lo que sucederá en cada gremio, en cada fábrica, en cada sector de trabajo. Un pacto muerto en las entrañas del sistema.
¿Con qué cara, la semana que viene, el “Sr.” De Vido firmará un “pacto social “con el sector minero? ¿Y luego con la construcción y el comercio? La moneda ya no está en el aire, se cayó. Para muestra, basta un botón.