Oscar González, trabajador de 22 años de edad, el viernes pasado debió quedarse, fuera del horario de trabajo, en la planta de la aceitera para ayudar a sofocar un incendio que se había originado en la misma.
Murió haciendo esa tarea.
La empresa, por motivos puramente económicos y políticos, demoró en llamar a los bomberos para que acudieran a combatir el incendio, pues esto le restaría méritos frente a la ART que le podría aumentar los costos del seguro, y también complicaría su relación con el Estado provincial y/o comunal, frente a las reglamentaciones vigentes sobre higiene y seguridad industrial. Así que la decisión más fácil fue:“ustedes se quedan y combaten el fuego hasta apagarlo”.
La empresa de la que hablamos es Noble de Timbúes, que es una de las cerealeras transnacionales que manejan la comercialización de los granos con supermillonarias ganancias. La firma, también fue una de las beneficiarias de que se construyera una central eléctrica en la zona, por supuesto, a medida de sus necesidades y con fondos del Estado.
Esta empresa ha aprobado las normas ISO y otras reglamentaciones que hacen a la calidad de las mercaderías que procesan. Pero como todos estos monopolios, tiene personal contratado, tercerizado, con condiciones de trabajo humillantes y sueldos achatados, obligados a hacer todas las tareas que caprichosamente se le ordene, aunque no le corresponda por la ley que los burgueses mismos aprueban.
Como el resto de las comercializadoras de granos, se apega a las prácticas del 5 x 1, es decir: declara un barco cada cinco de los que salen con granos al exterior, pero retiene el impuesto a las exportaciones que descuenta por cada tonelada de granos que recibe y le rinde al Estado nacional la quinta parte de los mismos. No solamente gana en el negocio, sino en el contrabando y en la retención de impuestos. No obstante quería “ahorrar” con el incendio.
La conclusión no puede ser otra: la vida de sus trabajadores no vale, para ellos, más que lo que un grano de soja.
Para estos monopolios, es preferible que muera un obrero antes que les aumente la ART o tengan que pagar por las instalaciones y los costos de los procedimientos para las medidas de seguridad.
La respuesta del pueblo, fue inmediata. El lunes, la CGT regional San Lorenzo, de la Provincia de Santa Fe, debió realizar un paro general en toda la zona y la gente se movilizó masivamente denunciando a la empresa y la cadena de muertes y accidentes que sufren los trabajadores del cordón industrial, en donde las empresas compiten a ver cuál es la que maltrata más a sus trabajadores, tal como sucede a lo largo y ancho de nuestro país.
En la situación actual, en la cual la disputa intermonopolista por los negocios, se desarrolla centavo a centavo, la lucha de los trabajadores por las condiciones laborales es una lucha por la vida misma, y va de la mano con la lucha por el salario.