LEVANTEMOS BIEN ALTAS LAS COPAS: LA CLASE OBRERA ESTÁ DE PIE

¿El vaso mitad lleno o mitad vacío? Esta pregunta bien podría sintetizar la situación de la clase obrera argentina al llegar este fin de año.

Es que por un lado tenemos las penurias y padecimientos a los que nos somete el modo capitalista de producción, agravados por la dictadura política de los monopolios:

* Salarios miserables, que no alcanzan a cubrir nuestras mínimas necesidades, haciendo que sobrevivir se convierta en nuestra razón de ser, en nuestra compañía cotidiana.

* Jornadas extenuantes, con ritmos de producción agotadores, que deterioran nuestros cuerpos, inutilizándolos a la hora de estar con los nuestros, con nuestras familias y amigos.

* Salvaje exigencia de productividad, presión para alcanzar los objetivos, todo en función de la  máxima rentabilidad patronal.

* Penosas condiciones de trabajo en seguridad e higiene, con el riesgo permanente de accidentes, con el desgaste de la capacidad de nuestros físicos, deformados por la carga constante de la tarea.

* Ausencia de perspectivas de futuro, con las amenazas pendiendo de nuestras cabezas.

Si a esto le sumamos las condiciones que compartimos con el resto del pueblo, como el pésimo sistema de transporte, las situaciones de la salud y la educación publica, el deterioro de las condiciones de vida en nuestros barrios, la calidad de los servicios, podríamos concluir que es difícil encontrar razones para alzar la copa en el momento del brindis, mas allá de la alegría de estar vivos y rodeados de nuestros afectos.

Muy distinta es la mirada si salimos de todo aquello que nos ensombrece y ponemos el acento en aquello que hemos alcanzado en este año que está por concluir.

El año 2010 fue el año del protagonismo de los trabajadores, que con nuestra lucha decidida y constante logramos arrancarle a las patronales niveles de aumento impensados en nuestros salarios, quebrando la maniobra de la santa alianza de Estado, patronales y sindicatos que ansiaban abrocharnos con paritarias truchas y salarios acordados con un  techo bien bajito.

* Hemos instalado muestra bronca en las calles, en el resto de las fábricas, rompiendo el cerco del reclamo sectorial, económico, que nos encierra en los muros de cada centro laboral, haciendo más fuertes nuestras acciones, conquistando unidad y solidaridad en cada conflicto.

* Hemos herido de muerte al disciplinamiento de acatar lo que decidan los jerarcas sindicales, gracias al protagonismo y a la aparición de organizaciones de base, forjadas en la autoconvocatoria y la masividad, con la participación de todos los compañeros.

* Pudimos poner sobre la mesa la situación de los contratados y tercerizados, enfrentando una de las principales herramientas del fraude y la división laboral.

* Pero por sobre todo, hemos visto el poder que nace de nuestra lucha, la potencia que reside en nuestra acción, en nuestra unidad, en nuestra decisión.

La dignidad de la clase obrera argentina se paro de manos, se plantó, demostrando que su conciencia estaba intacta y que sólo hacia falta organizarla.

La lucha se ha encargado de ello, y ahora el futuro ya no será lo mismo.

Ahora los trabajadores tenemos la palabra, que brota de nuestra acción.

Brindemos entonces, alegres, levantemos bien altas las copas, porque la clase obrera esta de pie.

(Artículo publicado en El Combatiente 895, del 24 de Diciembre de 2010)

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