El desgaste político que sufre el sistema capitalista de producción y todo su andamiaje político institucional en Argentina, crece a niveles más altos de lo que aumenta su acumulación y centralización.
El encadenamiento diario de luchas y conquista por parte de los trabajadores y sectores populares en general, ha arrinconado al sistema y lo obliga cada vez más frecuentemente a mostrar su verdadero rostro que pretende ocultarse entre mentiras y engaños.
Lo dicho ha sido refrendado en cientos de lucha y, sobre todo, la que se lleva a cabo en Santa Cruz por medio de obreros petroleros, trabajadores de la construcción, docentes y pueblo en general.
La “democracia” burguesa ha sido estrellada una y mil veces a fuerza de contrastarse con la realidad cruda y ciega de la más vil dictadura monopolista, la cual sólo es vencida a través de la movilización, la fuerza popular y la profundización de la lucha entre las clases opuestas.
No existe otra forma de lograr conquistas y avanzar en mejores condiciones de vida que no sea por medio de la lucha y la fuerza de la movilización.
No hay ninguna posibilidad de profundizar la “democracia” burguesa. Porque esta “democracia” está basada en los intereses monopolistas. Y estos intereses son opuestos a los intereses del pueblo.
El funcionamiento de las instituciones del sistema: justicia, parlamento, gobierno, sindicatos, etc., requiere mecanismos de decisión y ejecución totalmente autoritarios porque el poder económico centralizado de los monopolios que favorece a una minoría, tiende en todos los planos políticos, ideológicos e institucionales a favorecer a una minoría cada vez más reducida.
Por eso del propio funcionamiento, del gobierno, de la justicia, del parlamento, de todas las instituciones reglamentadas por la burguesía en el poder, incluidos los sindicatos, sólo puede esperarse menos democracia para el pueblo.
El único camino que el pueblo tiene para conquistar libertades democráticas para sus intereses es la conquista de una democracia basada en las luchas, la organización autoconvocada, la unidad y la movilización, tal como lo viene haciendo.
Pero esta es una democracia distinta, una democracia que sirve a las mayorías y basada en la defensa de los intereses de la clase obrera y el pueblo, por eso es revolucionaria.