En su edición del lunes 11 de julio, el diario La Nación publicó una columna en la que exaltaba la alta participación electoral en las elecciones de la Capital Federal. En la misma noticia, donde se destacaba que los porcentajes se acercaban a los máximos históricos, se informaba que a las 17 horas, es decir una hora antes de la finalización de los comicios, había votado el 50% del padrón. Esto mismo anunciaban las coberturas de la televisión.
El total de votantes habilitados es de 2.467.000 personas, es decir que el 50% significa 1.233.500 votos; el total de gente que emitió su voto fue algo más de 1.762.000. La elección duró diez horas, es decir que estamos hablando de un promedio de 176.200 votos emitidos por hora. La diferencia entre el total de votos emitidos (1.762.000) y los votos registrados hasta las cinco de la tarde (1.233.500) es de 528.500 personas. Las matemáticas no mienten: el diario La Nación y los demás medios de desinformación afirman que en una hora votaron tres veces más del promedio registrado durante diez horas de votación. Récord absoluto del ritmo de emisión de votos o mentira absoluta de la burguesía monopolista.
Decimos en otra nota de esta página que la burguesía solamente muestra una ínfima parte de la realidad; para comprobarlo, basta con detenerse en el detalle que toda la información que se da a conocer solamente habla de porcentajes, no de cantidad de votos. ¿Será para tapar que más de 700.000 personas le dieron la espalda a las elecciones, un poco menos nomás de los 800.000 votos que sacó el ganador Macri?
Los medios burgueses nos refriegan por la cara que en una hora votaron 528.500 votantes. Un despropósito absoluto, una subestimación a la inteligencia del pueblo. De haber sido así, el comicio hubiese terminado vaya a saberse a qué hora. Ya no saben cómo mentir para hacernos creer que las elecciones son un éxito. Y en esa mentira participan todos; los del gobierno, los de la oposición, los de derecha-izquierda, progresistas, conservadores o como se quieran denominar. Allí sí que se acaban las diferencias. Por eso el debate “profundo” que nos presentan es sí las declaraciones de un músico venido a menos (declaraciones fascistas, por cierto) están bien o están mal.
Y la peor de las derrotas para la burguesía es que la elección de un domingo no resuelve ni mínimamente su profunda debilidad y crisis política. Porque la legalidad que ellos nos quieren presentar sucumbe ante la ilegitimidad a la que quedan expuestos cuando la gran mayoría del pueblo argentino (vote a quien vote) no les cree ni espera absolutamente nada de ellos; cuando la lucha y la movilización permanente son la principal herramienta para conseguir lo que el pueblo reclama.