Si no hubiera sido por las recientes declaraciones de un conocido cantante afín al gobierno, las elecciones en la ciudad de Buenos Aires comenzaban a entrar en esa especie de “túnel del tiempo” que habitualmente implementan los medios de la burguesía, cuando quieren que tal o cual tema entre rápidamente en el tobogán del olvido.
Porque –aunque intenten adornar todo este circo electoral para “un instante de democracia”, como ya dijimos- quieran o no, también en su farsa institucional aparecen elementos políticos que dejan a la burguesía cada vez peor parada.
Por ejemplo, intentaron presentar estas elecciones como la gran confrontación de dos “modelos”. El “progre y popular” encarnado por los candidatos K del gobierno nacional, y el “facho y oligarca”, encarnado por los candidatos PRO del gobierno de la ciudad.
En esencia, una gran pantomima: el único “modelo” vigente en nuestro país es el proyecto de los monopolios, más acá o más allá de la General Paz.
Ninguno de ellos cuestiona “ese modelo”, porque hacerlo significa ir en contra de los intereses de SU clase: la burguesía. Si optaran ir en contra de él, que tantas penurias y sufrimientos acarrea a millones de argentinos, deberían hablar de los tremendos niveles de superexplotación que padecemos los trabajadores, de los salarios cada vez más achatados en pos de las ganancias de los monopolios, del saqueo inconmensurable de nuestros recursos que –disfrazado de proyectos e inversiones– están arrasando nuestros minerales, nuestro petróleo, nuestra agua, nuestras tierras, nuestros alimentos, entre tantas otras calamidades.
Es evidente que de esto no se habla, con esto hacen tabla rasa ambos contendientes. Como cierran filas a la hora de defender la institucionalidad perimida de este sistema, en donde cada día que pasa, cada hora, se pone más aún en evidencia que todas sus instituciones (justicia, congreso, gobierno, sindicatos, etc.) favorecen con sus decisiones a una minoría cada vez más reducida que se apropia de todo.
De todos ellos sólo podemos esperar menos democracia para el pueblo.
Ahora, cada cual sigue en la suya; es decir, viendo de qué manera administra mejor los intereses de los sectores monopolistas a los que representan sus gobiernos.
Macri habla y habla, anunciándonos una ciudad maravillosa en la que se va a humanizar el espacio público vaya a saberse montado en qué nueva promesa, porque humanizarnos es que vivamos dignamente y de eso su gobierno no se ocupa; mientras que la presidenta Kirchner anuncia un “nuevo” plan de lácteos y cerdo para todos, con volúmenes de mercaderías que en el primer caso cubrirían el 0,0022% del consumo diario de leche y en el segundo caso apenas cubriría el 0,0011% del consumo diario de cerdo. Para ambos casos, cualquier comentario está de más…
Como vemos, la burguesía sólo muestra una ínfima parte de la realidad, porque intenta hacernos creer que no hay otra salida que no sea a través de sus instituciones. La lucha de clases, y todo lo que se está construyendo desde allí, no existe.
Sin embargo, miles de organizaciones políticas que anidan en el movimiento de masas levantan las banderas de la lucha por la dignidad y contra la opresión de este sistema, a la vez que -aunque todavía en forma incipiente- van construyendo un movimiento revolucionario en nuestro país que rechaza todo lo instituido por el Estado burgués y sus gobiernos.
Quién podría negar con certeza que, los 700.000 hombres y mujeres de la ciudad de Buenos Aires que en esta última elección no votaron, impugnaron su voto o lo hicieron en blanco, expresan una parte de lo que decimos…