La presidenta (y todos los candidatos) se pavonean estos días cerrando sus campañas electorales, sin despertar el más mínimo entusiasmo en las mayoritarias capas de la población.
De hecho, el eje de la campaña oficial a través del Ministerio del Interior (y de las otras también, llámese Binner, Duhalde, Carrió, etc.) ha sido fundamentalmente sobre “la importancia de votar”, “de cuidar las instituciones”, “del derecho a elegir” y toda una serie de chamuyos por el estilo, que no hacen más que desnudar la profunda debilidad política que tiene la burguesía, su crisis y la absoluta falta de expectativas que existe en la población sobre esta nueva farsa.
En esta línea, algunas perlitas nos han dejado las recientes elecciones de Santa Fe y de Córdoba. En las primeras, por ejemplo, pasaron más de 10 días hasta que se hizo público que el porcentaje de votos en blanco en la elección a diputados había sido el más alto en años (10%), y allí argumentaron que la “culpa” la tenía el tema de la nueva boleta (y ni qué hablar de los que directamente no asistieron); en Córdoba en donde pasó algo similar en la elección a Gobernador con los votos en blanco, le echaron la culpa al sistema de votación y “a que la gente no supo bien que crucecita marcar” en la boleta única… Mal de muchos, consuelo de tontos, diría algún memorioso de viejos refranes.
La cuestión es que la realidad les está dando una cachetada en la cara, y por más que no puedan o quieran reconocerlo (porque se incinerarían más aún), la vida de millones de argentinos está pasando por otro lado, bien lejos de toda esta farsa, de toda esta podredumbre. Nadie cree que estemos decidiendo nada, y es tan así que, en cada lugar de trabajo, en cada barrio, en cada escuela, en cada comunidad, la vida real sigue totalmente al margen de esta mugre montada para escena.
Cientos y cientos de conflictos y movilizaciones así lo demuestran, muchas de las cuales las venimos reflejando desde esta página.
Un ejemplo reciente de esto es el nivel de conflictividad que continúa latente en la provincia de Jujuy, tema al que -por otra parte- ninguno de estos personajes candidateados se digna en hacer referencia ni siquiera en sus floridos discursos.
En el día de ayer, más de cinco mil personas marcharon por la ruta nacional N°34 en la ciudad de Libertador San Martín para reclamar viviendas y repudiar el asesinato de cuatro personas durante la represión en el desalojo del predio ocupado, apropiado por el Ingenio Ledesma.
Además, en la última semana, el conflicto llegó al paso internacional que une La Quiaca con Villazón, Bolivia. Unas 80 familias, soportando 15 grados bajo cero, acamparon frente a las viviendas que el Gobierno jujeño todavía no entregó en la provincia. La ruta 9 fue copada con el acampe que duró más de 8 horas.
Lo que la burguesía denomina “crisis habitacional en Jujuy”, no es ni más ni menos que una de las más crudas consecuencias de esta política de saqueo y destrucción.
Desde Jujuy, a lo largo y ancho de todo el país, pasando por Santa Cruz y Chubut, entre tantos otros, nuestro pueblo se planta, avanza, se organiza y conquista; haciendo caer la impunidad, obligando a los gobiernos de la burguesía a retroceder, destapando la olla, haciendo salir toda la pudrición y el olor nauseabundo que emanan, y obligándolos a mostrar su verdadero rostro. Y en estas luchas, no hay farsa electoral que valga.