“Se conmemoran 39 años de la «Masacre de Trelew« titulan los diarios del sistema en su interminable campaña terrorista por hacer conocer lo que les pasa a los que luchan por una nueva democracia. Junto a estos, se suman los cientos de actos que conmemoran, (si conmemoran, sinónimo de festejan) la masacre, llevando así- involuntariamente- agua para el molino de la burguesía.
Todos omiten la coyuntura política e histórica y el porqué era necesario llevar adelante la fuga de Rawson.
Corría el año 1972, el movimiento de masas y el movimiento obrero revolucionario junto al accionar de la guerrilla -a pesar de tener a sus dirigentes sociales obreros y políticos presos- hacían retroceder velozmente a la dictadura; que buscando un lavado de cara puso al general Alejandro Agustín Lanusse para darle un perfil más “político a su repliegue ordenado”
Para los revolucionarios estaba claro, no había que permitir el repliegue ordenado, había que derrotar la dictadura. Había que organizar la fuga del penal de Rawson para realimentar aun más llama de la lucha del pueblo y reincorporar a los dirigentes políticos al movimiento, para asestar los últimos golpes a la dictadura.
Así fue que el 15 de agosto de 1972 veinticinco compañeros presos políticos pertenecientes al Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Montoneros, se fugaron del penal de Rawson. Seis de ellos lograron llegar al Chile de Salvador Allende luego de tomar el aeropuerto de Trelew. Diecinueve no alcanzaron a subir al avión. El 22 de agosto dieciséis de los prisioneros fueron fusilados en la base naval Almirante Zar.
Pero como decía el Che “cuando una revolución es verdadera se triunfa o se muere”.
El echo político de la fuga de Rawson fue una victoria del todo un pueblo que reavivó su la lucha y fue un golpe para la burguesía, que hizo estallar sus contradicciones y terminar con su política de repliegue ordenado.
¡¡Viva la fuga de Rawson!! ¡¡Viva los héroes y mártires de Trelew!!