La semana pasada en esta página, entre los padecimientos cotidianos que sufrimos los argentinos, nombrábamos al transporte. Ayer por la mañana, otros once muertos se suman a las estadísticas de accidentes, confirmando una vez más que solo eso somos para el sistema capitalista: números que engrosan estadísticas, mientras los bolsillos de la empresas de transporte engrosan sus ganancias.
En el día de ayer, precisamente, se dio a conocer que el gobierno, a través de su ministro De Vido, aumentó en 6.500 millones de pesos los subsidios para energía y transporte. Esto quiere decir que millones de argentinos que viajamos todos los días en pésimas condiciones, ponemos la plata para que los “empresarios” del transporte paguen sueldos, mantenimiento, combustible, etc. Y se lleven las millonarias recaudaciones diarias por la venta de boletos a sus bolsillos. Así cualquiera es empresario.
Los trabajadores y el pueblo ponemos la plata para viajar mal, trabajar mal y, encima, poner los muertos cuando se producen este tipo de accidentes. Por eso no hay que caer en la fácil de si la barrera estaba baja, o no, sino tener claro que estas cosas pasan porque el sistema de transporte argentino está al servicio exclusivo de los monopolios del ramo, con gobiernos que les dan plata a troche y moche, porque también son parte del negocio, y que a nadie de estos crápulas les importa la vida nuestra, ni las condiciones en las que viajamos, ni en las que trabajan los empleados del transporte. Esto quedó en total evidencia cuando ayer a la mañana, mientras todavía estaban socorriendo a la gente, la empresa salió a decir que la barrera funcionaba bien, o los funcionarios declararon que los paso a nivel no se pueden sacar porque los vecinos presentan amparos!!!
No hay accidente cuando se trata de hechos que pueden ocurrir todos los días, en el medio del caos que significa una falta absoluta de previsión y de planificación en la red de transporte, tanto ferroviaria como terrestre, producto del interés solo por la ganancia inmediata y el desinterés absoluto por la seguridad del pueblo. Esto es lo que sucede realmente y todo lo demás es charlatanería pura, que solamente busca tirar la pelota para afuera o al de enfrente, mientras todo sigue igual o peor que antes.