Mil quinientos indígenas en una contundente marcha en Bolivia, en clara oposición a la construcción de una carretera que uniría Villa Tumari de Bolivia con San Ignacio de Moxos de Brasil, le embarran la cancha a los negociados de los monopolios.
Dicha carretera, financiada casi en su totalidad por Brasil (415 millones de dólares), partiría en dos el Parque Nacional Territorio Indígena Isiboro Sécure, en plena selva Tipnis, parte boliviana del Amazonas. Este hecho terminaría provocando un gran daño ambiental y la destrucción del hábitat natural de los pueblos originarios, no sólo por la construcción de la carretera en sí, sino por el mega proyecto de explotación que encierra esta obra de infraestructura.
La maniobra del gobierno de Evo Morales no se hizo esperar, no si antes mostrar un gran signo de debilidad, pues movilizó a campesinos cocaleros a que se enfrenten con los indígenas, con el pretendido y leguleyo argumento “que no se puede detener el progreso”. El mismo presidente se pronunció afirmando que “la carretera se construiría sí o sí‼!”
La firmeza de la lucha obligó a que mandaran al canciller boliviano a dialogar, y éste fue tomado como escudo. Así lograron romper el cerco para seguir avanzando hacia la ciudad de La Paz.
Hasta aquí una cronología de lo que está sucediendo en estos momentos, pero que saca a la luz las verdaderas intenciones del gobierno progresista de Evo Morales.
Este tratado lo firmaron Morales con Lula en Villa Tunari, cuando Lula era presidente de Brasil, para avanzar en el mega proyecto de Represas del Río Madeiras, inscripto en un capítulo más para ampliar los canales interoceánicos previstos en la “trucha” Iniciativa de Integración Regional de América del Sur (IRSA). Pero la realidad es que este proyecto le facilitaría el trabajo a la Compañía Petrolera Repsol YPF en la exploración, explotación y extracción de petróleo, porque la zona tiene accidentes geográficos muy complejos (reiterados y sinuosos ríos). Este lugar denominado Bloque Sécure está concesionado a Repsol, y ocupa, nada más y nada menos que 771 mil hectáreas, y superpone su extensión a gran parte del área de Tipnis. Amén de otros beneficios, como la explotación de ricas y finas maderas, transporte de soja y represas hidroeléctricas del lado de Brasil. Una ganga‼!
¿Dónde quedaron todos los discursos rimbombantes que Evo Morales pronunció en contra de Alan García cuando en el enfrentamiento con las comunidades Awajun y Wampis pretendía privatizar gran parte del Amazonas? Muchos hombres y mujeres de estas comunidades entregaron sus vidas en defensa de sus territorios y formas de vida y lograron triunfar. En esa lucha Alan García trató a los pueblos originarios de “perros del hortelano” porque eran pobres pero no dejaban “enriquecer” al Perú. ¿No debería acaso Evo Morales pronunciarse de la misma manera? ¿Qué va a esperar? ¿Desde la demagogia enfrentar a los campesinos cocaleros con los grupos étnicos, mintiéndoles, diciéndoles que la ruta es para ellos, y después que corra sangre? ¿Se olvidó acaso Evo Morales del discurso pronunciado en las Naciones Unidas en el 2009 sobre los derechos de los indígenas, convocando a la Conferencia Mundial de Pueblos sobre cambios climáticos y los derechos de la Madre Tierra?
Qué podemos agregar nosotros si en Argentina nos pasa lo mismo con las minas en la cordillera, el desmonte en Salta y Chaco para la explotación de la soja, o las fábricas que contaminan el agua; todo con un único e inequívoco fin: la acumulación de la ganancia en beneficio de la oligarquía financiera.