La burguesía hace números, ve la crisis mundial, tiembla ante la inestabilidad del sistema, sufre la crisis política que no le permite levantar cabeza y trata por todos los medios de ir llevando sus negocios.
Las empresas se debaten entre dudas y vorágines financieras. Así, si se suben los costos pierden negocios a manos de sus competidores; si no invierten no pueden bajar costos ni aumentar la producción lo cual les hace perder mercado; si invierten tiene que ser con la plata que obtengan del Estado ya que la propia está destinada a otros negocios, lo cual implica que los números del Estado deben ser tales que permitan ese destino de la recaudación; pero si el Estado recauda mucha plata, el peso se valoriza frente al dólar; ahora, si el dólar baja y no tiende a subir, las exportaciones no son rentables; entonces si el dólar sube, las exportaciones son más rentables pero los salarios bajan masivamente; entonces hay que enfrentar la ira de los trabajadores que va en aumento y sus luchas crecen y se multiplican; pero si las luchas se multiplican se para la producción, se frenan los negocios, los costos van a subir…y encima la burguesía queda desarmada ¡Es una catástrofe para ella!
La lucha de clases los tiene en un arco. Entonces ven que se les aproximan las discusiones paritarias y algunos monopolistas han querido hacer una jugada maestra:
“¡Echemos a algunos obreros a ver cuál es la reacción! Si no pasa nada, es que sembramos miedo y entonces podemos ir avanzando para que cuando tengamos que dar los aumentos, éstos no superen el 18%”
Esta movida, la han puesto en práctica, al menos, en la fábrica de aviones de Córdoba, y ahora en La Serenísima en el gran Buenos Aires. La justicia del Estado al servicio de los monopolios aportó su granito de arena con la detención a un delegado y otros cuatro trabajadores ferroviarios a quienes acusan por quemar vagones.
Bueno, quisieron apagar el fuego echando nafta. ¡Subestimaron la bronca acumulada de los obreros y el espíritu de clase que cada día se hace más firme!
En la fábrica de aviones de Córdoba, los trabajadores plantaron bandera y la patronal debió reincorporar a los despedidos, en La Serenísima reventó el conflicto y se decretó el paro. Por su parte el ferrocarril Sarmiento paró inmediatamente y se llamó a una movilización.
Si tocan a uno, nos tocan a todos. Eso es lo que reafirman los obreros con su lucha. La unidad crece, aumenta la combatividad, las empresas se ven obligadas a retroceder lo cual los coloca en una mayor actitud defensiva, el sindicato queda desplazado e inútil para parar la bronca y se abona el terreno para las próximas peleas por los salarios y las condiciones de trabajo que cándidamente, estos burgueses que hicieron punta con la “jugada maestra”, pretendían evitar.
Esto nos pone a los obreros y trabajadores en general en la situación de sostener y profundizar esta actitud de parar los despidos ya que nos arma frente a la patronal, avanzamos en organización, se generaliza y profundiza el enfrentamiento a las políticas de hambre de los monopolios, y todo ello contribuye a debilitarlos obligándolos a retroceder no sólo reincorporando a los echados sino también debilitándolos en todas la líneas frente a las luchas por los salarios y mejores condiciones de trabajo y de vida.
El resto de la oligarquía y su gobierno, hoy a cargo de Cristina de Kirchner, debe estar pensando en la sabiduría del conocido dicho que reza: “Si ves las barbas cortar, pon la tuya a remojar”.