Tras unas seguidillas de intentos de disciplinar a la clase obrera, con despidos, encarcelamientos y patoteadas, en muchas empresas, la línea 60 de colectivos, vuelve a ser protagonista, frente a los ataques contra los trabajadores. En este caso, tras la agresión cobarde a la nieta de un delegado, perpetrado por un grupo de matones a sueldo, que se metieron en la casa y golpearon a la niña dejándole un mensaje a su abuelo, para “que se deje de joder en la empresa”.
En su denuncia, el compañero Daniel Farella, responsabilizó directamente a la empresa tras el hecho, ya que los datos y las fotos que le mostraron a su nieta en el asalto, solamente las tenía la empresa. A este hecho hay que sumarles el ataque con armas de fuego a los trabajadores de la misma empresa por parte de la patota sindical, y el incendio de un auto de otro delegado, de la nueva comisión interna.
Si bien en los medios de comunicación trascienden estas noticias y son publicadas como hechos aislados, bajo el título de “disputa sindical”, o “enfrentamiento entre trabajadores”, así fue como también trataron la noticia de la detención del delegado ferroviario Sobrero, como casos puntuales por conflictos internos. Pero nada han dicho de todos los ataques en cadena en diferentes empresas en las últimas semanas y la respuesta de los trabajadores frente a los ataques de las patotas de los sindicatos. Por su puesto que los medios de comunicación de la burguesía no van a difundir los planes que tienen contra la clase obrera, pero la realidad es que, como ya hemos anunciado en notas anteriores, es evidente la decisión de estado por orden de los monopolios, de llevar adelante una política que intente disciplinar a los trabajadores con los despidos y tirándonos encima a las patotas para desarticular las organizaciones independientes que se están gestando en las diferentes empresas.
En medio de una profunda crisis política y económica del capitalismo a nivel mundial, la oligarquía financiera en nuestro país necesita apretar las clavijas de la explotación a los trabajadores para poder obtener mayores ganancias en la producción e intentar frenar la avanzada de conquistas de los trabajadores fundamentalmente en lo salarial. Por lo tanto es una muestra más de debilidad frente a las permanentes movilizaciones y luchas de la clase obrera en todo el país por las conquistas, la burguesía responde con las patotas y ahora intenta presionar con los despidos. Así es como no fueron aislados los intentos de despido sin justificación alguna, en la planta de YPF en la localidad de San Lorenzo, provincia de Santa Fe; en el aeropuerto de Ezeiza; en las fábricas de Córdoba de Renault, Fadea, Avícola Avex, Pistones Person, Materfer, Tubos Trans Electric; en la planta de La Serenísima de Longchamps, Buenos Aires; en la empresa Rapiflex de camiones y trabajadores de limpieza de New San en Ushuaia; en la empresa petrolera SICA en Cañadón Seco, y la empresa San Antonio Internacional en Santa Cruz. Y la lista sigue, donde cabe destacar que en la mayoría de las fábricas donde hubo despidos, se logró reincorporar a los compañeros enfrentándose en muchos casos con las patotas de los gremios.
Nada es un hecho aislado. Todo tiene una misma línea dictada por los monopolios con la complicidad del gobierno. Si hay tanta impunidad para que la empresa MONSA ordene atacar la casa de un trabajador, es porque tiene el apoyo incondicional de este Estado capitalista.
Estos manotazos de ahogado no frenarán el proceso de luchas y de enfrentamiento a las políticas de los monopolios, por el contrario, dejan más en claro el papel de entrelazamiento entre el Estado, las empresas y los sindicatos con sus patotas. Por eso, para profundizar su debilidad y avanzar en las conquistas es urgente para la clase obrera y el pueblo unir las luchas en un proyecto común. Así como ellos se unen a la hora de aplicar los planes de explotación y empobrecimiento a la clase obrera y al pueblo, nosotros debemos unirnos para enfrentarlos y derrotarlos.