Si hay un ejemplo de lo que es la crisis política de la burguesía a la que nos referimos cotidianamente en nuestros medios de prensa, sin dudar, es el que se da en la región norte de la provincia de Santa Cruz.
Caleta Olivia, Pico Truncado, Las Heras y ciudades y pueblos de alrededores, han sido, en los últimos años, el escenario de luchas obreras y populares de significación nacional. Desde los petroleros en sus cientos de luchas por sus derechos y reivindicaciones los cuales no cesan, los docentes con sus 60 días de paro y bloqueos de las planta petroleras, las luchas actuales de la Minera Tres Cerros, los cientos de cortes de ruta de las contratistas de servicios petroleros y cooperativas de trabajo por despidos y pagos de salarios atrasados, la permanente movilización de la población por la perforación de pozos petroleros en pleno ejido urbano, la falta permanente del suministro de agua y su contaminación, la falta de medicamentos, la ocupación de tierras para paliar la falta de vivienda, etc.
A esta exacerbación de la lucha de clases la burguesía y su Estado han respondido con represión y ocupación policial de la región, persecución e intimidación y hasta prisión de los dirigentes obreros y populares.
A esto hay que agregarle el sospechoso derribo de la antena de Radio 21 de Caleta Olivia, única radio comunitaria de micrófono abierto a todos los reclamos, las denuncias al autoritarismo político y la cobertura de todos los conflictos. La liberación de zonas para el accionar de lúmpenes, particularmente del aparato de la UOCRA, que operan como fuerza de choque contra los trabajadores en sus reclamos.
Todo para intentar hacer sonar el escarmiento sobre toda la población. Lo único que han logrado es aumentar la furia de las clases populares que no han cejado en su movilización y han llevado a los petroleros a armarse para rechazar los intentos permanentes de represión por parte la policía y gendarmería, elevándose así el nivel de enfrentamiento.
Esta agudización de la lucha de clases ha profundizado las contradicciones en la propia burguesía a tal punto que hoy la policía y gendarmería se han “alzado” por reclamos salariales y el 88% en las jubilaciones, sus mujeres se autoconvocan y movilizan por esto.
Esta situación de crisis donde nadie quiere retroceder, aunque sí significa un retroceso político importante para la burguesía y sus esbirros, abre la posibilidad de terminar con las políticas de “parches” que permanentemente en los últimos 20 años ha propuesto la burguesía y que nunca ha resultado, más bien ha profundizado aún más el desastre social.
La construcción de un movimiento revolucionario nacional que resuelva de un solo acto todos los grandes problemas nacionales y ponga la resolución de los problemas en manos de los trabajadores y el pueblo. Hablamos de una revolución que destruya el poder de la oligarquía financiera y ponga el futuro en manos de soberano.