El 18 de Octubre pasado, el ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicio de la Nación, Julio De Vido, visitó la ciudad de Avellaneda y Reconquista. En medio de la silenciosa y spot-osa campaña electoral, arribó con un abanico enorme de soluciones. Obviamente, no trajo consigo ni siquiera vanas esperanzas para el pueblo. Fue un viaje de negocios. Detrás de la parafernalia y payasesca aparición al estilo Hollywood, toda una pantalla que intenta ensuciar y confundir los ojos del pueblo, apareció el señor ministro. Como si no supiéramos que al enemigo también lo tenemos en casa, embriagándose del fruto del esfuerzo colectivo del pueblo del norte de Santa Fe.
LLEGÓ EL MINISTRO
Los medios de comunicación locales le hicieron la puesta en escena, preguntando y cirqueando con estupideces. Mientras el amo, el verdadero, lo esperaba en casa, tranquilo y no tanto.
Lo cierto es que en el teatro “Máximo Vicentín” de la ciudad de Avellaneda, la función estaba preparada y cada marioneta tenía sus lamidas de botas y plegarias bien planificadas. Se abría la II Reunión Anual de la Cadena de Valor de Biocombustible.
Mientras llegaba el ministro. El ministro declaraba a los medios lo siguiente: “hay que darle valor agregado a los granos de oleaginosas” “hay que apostar al consumo interno, la Cadena de Valor tiene que adquirir un protagonismo cierto en la matriz energética argentina”. “Es energía (biodisel) y la energía ayuda a desarrollar y hay que crecer, fundamentalmente en la provincia de Santa Fe”….
A todo esto, señor ministro: ¿Quién crece, el pueblo argentino viendo cómo los alimentos se transforman en energía para seguir abultando los bolsillos de los monopolios, mientras la miseria no cesa?
En otra de sus declaraciones, manifestó: “quiero comprometer a la mesa de trabajo que hoy me convoca a que no solamente podamos masificar el uso del biocombustible, sino que el sector que lo produce tenga un protagonismo real en la estructura económica de la energía”. “No hay que tenerle miedo a Vicentín, hay que tenerle miedo a los monopolios”.
Nada más alejado de la realidad, otra vil mentira. Es obvio que es una declaración bien de circo, tratando de tomar al pueblo y a los trabajadores por idiotas. Como bien sabemos, El Grupo Vicentín es un monopolio que saquea y explota, posee una enorme cantidad de negocios en diferentes ramas, como la carne, los alimentos, etc. Intentan dibujar, o demostrar preocupación por el problema energético, mientras que no pueden ocultar su cara rapaz, rapiñera. Para ellos todo es negocios. Ni con todo ese rodeo pueden ocultar que los monopolios son los verdaderos dueños del Estado.
DE CLASE
Bastaba ver los actores y quienes concurrieron para saber que en el teatro “Máximo Vicentín”, se desempeñaba una reunión de clase, de la clase burguesa. Convocados por el Grupo Vicentín y los Blaquier, para informar, apoyarse mutuamente y sobre todo, ver cómo desarrollar a gran escala en el norte santafesino el negocio del biocombustible. Poner en marcha un masivo saqueo al pueblo norteño.
Este circo significa, más desmonte para sembrar oleaginosas y por supuesto, más miseria para el pueblo que, como dijimos más arriba, ve transformar los alimentos en combustibles para la industria.
A esta convocatoria, no faltó nadie. Los payasos Capitanich, Perotti, el ministro de la producción de la provincia Juan José Bortero, el diputado Obeid, candidatos a todo lo existente y de diversos partidos políticos.
Todos convocados por el monopolio Vicentín y el monopolio Blaquier (dueños del Ingenio Ledesma). Las imágenes que se ven de dicho encuentro demuestran para qué estaban. También dan ganas de aplicar el final de la película “Bastardos Sin Gloria” de Tarantino, porque fue una verdadera convención burguesa, contra los intereses y aspiraciones de dignidad de nuestro pueblo.