Una vez más, la brutal exposición a las fatalidades laborales que padecemos los trabajadores cotidianamente, vuelve a golpearnos. Esta vez, como otras tantas, la muerte de un obrero petrolero en su lugar de trabajo, volvió a sacudir las almas de los pobladores de Caleta Olivia, ciudad donde vivía Juan José Da Silva de 34 años de edad. El accidente ocurrió mientras se realizaban maniobras en un equipo de pulling de la empresa Key en Las Heras, cuando una válvula BOP, que pesa entre 2000 y 3000 kilos, aplastó las piernas del compañero. Sus compañeros que rápidamente lograron su evacuación, no pudieron evitar el fallecimiento, por derramamiento de sangre producto de las múltiples heridas, tras el largo traslado camino al hospital.
Una vez más un trabajador muere sólo por el hecho de ir a buscar el salario para vivir. Una vez más un trabajador no llega a su casa para estar con su familia. Una vez más un compañero tiene que dejar su vida para que las multinacionales disfruten de sus fabulosas ganancias a costa de la explotación de nuestra clase obrera y del saqueo de nuestros recursos naturales.
Tan perverso es el capitalismo, que encima, los medios de comunicación y el gobierno, se dan el lujo de decir que los obreros petroleros son los más beneficiados por tener los sueldos altos, y por lo tanto no deberían tener ningún tipo de quejas. Por eso es que tanto la presidenta como el gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta y otros tantos secuaces de los monopolios se preguntan a la hora de los paros y las movilizaciones de los petroleros: ¿de qué se quejan?
El trabajo petrolero al igual que otros tantos es de una enorme exposición a los accidentes. Pero a esto hay que sumarle el trabajo permanentemente a la intemperie bajo el sol o la lluvia; durante 14 ó 21 días de corrido en la mayoría de los casos; con turnos agobiantes de 12hs; con viajes diarios de 4hs de ida y 4hs de vuelta desde la casa hasta los pozos; con turnos rotativos; en condiciones pésimas de seguridad, tanto de trabajo como de los equipos. Demás está decir que ninguno de todos esos gobernantes que dicen que el petrolero es un beneficiado, sería capaz de ser petrolero, ni por un solo minuto de sus vidas.
En el capitalismo la clase obrera somos un número, una mercancía. Y las condiciones de trabajo a las que nos exponen están pensadas exclusivamente para obtener cada vez más beneficios para el bolsillo de los empresarios, sin importar en lo más mínimo el riesgo que corremos los trabajadores. Ningún significado tiene para la burguesía, que una familia pierda un padre, un hijo, un hermano, un compañero, un amigo, etc., etc.
Pero por el contrario, sí tiene mucho significado para nosotros, los trabajadores, perder a un compañero de nuestra clase, como victima de la explotación. Es aquí donde radica nuestro odio de clase contra ellos, contra sus ganancias, contra sus gobiernos y alcahuetes y contra el Estado monopolista que pone en condiciones a nuestro país para el sostenimiento y la profundización de la explotación y el saqueo.
Es por eso que los trabajadores nos estamos organizando, es por eso que los trabajadores nos estamos uniendo.
¡BASTA DE MUERTES DE COMPAÑEROS EN ACCIDENTES DE TRABAJO!