Comienza a despejarse el por qué de la reunión entre el presidente Obama y la presidenta Kirchner, previa a la cumbre del G 20.
Las especulaciones sobre que la misma era para cambiar la posición del gobierno norteamericano en los organismos de crédito, se derrumbaron ayer mismo cuando Estados Unidos volvió a votar en contra del otorgamiento de un crédito en el BID.
Al mismo tiempo, los preparativos de un ataque a Irán por parte de Israel y EE.UU. son un secreto a voces. Tal cual ha pasado con otros ataques, las noticias se amontonan y van creando un clima de guerra donde se busca “justificar” la acción militar. Si se tiene en cuenta que la Argentina y EE.UU. tienen firmados veinte acuerdos en las áreas de defensa y seguridad, comienzan a aclararse un poco las cosas.
En cumplimiento de esos acuerdos firmados, la mayoría en la gestión del gobierno kirchnerista, EE.UU. exige un alineamiento para sumar aliados en la aventura militar a emprender y la posición del gobierno argentino pasa a ser importante para conseguir ese objetivo.
Detrás de los elogios y las anécdotas risueñas que la presidenta cuenta sobre su último viaje, se esconden estos detalles que desarman el promocionado discurso de soberanía del gobierno argentino. Y no se debe olvidar que, todavía, hay apostadas tropas militares argentinas en Haití participando de la ocupación realizada en ese país luego del terremoto de 2010.
Lo mismo pasa con los puntuales cumplimientos en los pagos de la deuda externa que, a pesar de la promocionada política de desendeudamiento, ascendía a marzo de 2011 a 184.400 millones de dólares, al tiempo que el presupuesto 2012 anuncia aumento de la deuda y de los pagos por intereses.
Una vez más, el gobierno de los monopolios hace como el tero: grita en un lado y esconde los huevos en otro. En definitiva, es otra muestra del “capitalismo serio” que pregona y practica la presidenta.