Algunas noticias se publican con letra mediana en los medios de la burguesía; otras se publican con letra chica, con la idea de que pasen lo más desapercibidas posible. Pero otras, directamente son inexistentes, “no existen” dentro del entramado propagandístico de la burguesía monopolista.
En esta línea, puede inscribirse una maniobra que el Citibank llevó adelante en el día de ayer. La única forma de percibirla es a partir de los propios perjudicados, “usuarios” directos de los “servicios” que presta dicho banco monopolista.
Cabe aclarar que estamos hablando de una de las principales corporaciones especulativas a nivel planetario, que tiene negocios en todo el mundo, vinculada a lo más concentrado de la oligarquía financiera.
En el día de ayer, el Citibank en nuestro país, dio de baja masiva y compulsivamente miles y miles de tarjetas de débito de sus clientes. El argumento oficial del banco ha sido que los encargados “de seguridad bancaria” detectaron una serie de fallas en el sistema, por lo que no tuvieron otra alternativa que anular todas las tarjetas.
Esto tiene una implicancia directa en la disponibilidad del dinero que se encontraba en las cuentas sueldo y en las cajas de ahorro. Hay que esperar 48 horas para concurrir a las sucursales bancarias para obtener nuevamente las tarjetas (a lo que se le suma que, luego de obtenidas, hay que esperar 48 horas más para “que estén habilitadas”). Debe agregarse que la anulación de las tarjetas de débito implica directamente la imposibilidad de operar desde la página web del banco (home banking), por lo que miles y miles de personas tendrán acorralado su dinero por lo menos por 96 horas.
Está claro que por más argumentos oficiales-empresariales-bancarios que se esgriman, esta medida debe inscribirse como una más respecto a la necesidad que tienen los monopolios de que todo el dinero circulante en la sociedad argentina, quede en manos de los bancos.
La desconfianza sobre las políticas aplicas por el gobierno durante estas últimas semanas es mayúscula. El incesante aumento de precios, la inflación, la imposibilidad de los pequeños ahorristas de comprar dólares para proteger su dinero, y estas maniobras de los bancos para que no podamos disponer de nuestros ingresos, no es otra cosa que el prolegómeno de nuevas restricciones que los argentinos ya hemos padecido y conocemos más que bien a dónde nos conducen.
Este tipo de acorralamiento lo único que genera es una sensación de indefensión total, de no poder disponer del dinero que hemos ganado con el sudor de nuestra frente.
Ese malestar deviene hoy necesariamente en bronca e impotencia, y el impulso a una lucha redoblada por mantener el poder adquisitivo de nuestros ingresos provenientes del trabajo y por los pequeños ahorros, que en todo caso, hemos generados a pulmón a pesar de todo.
Este sistema es “especialista” en generar pobreza y marginalidad. Además, hará lo imposible por quedarse con todo lo que nos pertenece. Nuestra lucha debe sostenerse, profundizarse e ir más allá, con el objetivo de romper para siempre con la lógica de este sistema inhumano e indigno.