La Santa Alianza constituida por las empresas, gobierno y sindicatos, al igual que todos los medios de comunicación masivos, ya echaron a andar la primera parte de un plan que se constituye en una nueva maniobra contra la clase obrera y el pueblo, con el único objetivo de acumular más ganancias.
Para ello, lo primero es traer confusión, tirando nubarrones oscuros con el afán de amedrentarnos y que nos refugiemos en el famoso dicho: “del trabajo a casa y de casa al trabajo”, calladitos la boca.
Vociferan a los cuatro vientos que la crisis mundial golpea las puertas de nuestro país. Y con algunos elementos nos tiran una gran mentira. Los grandes monopolios mundiales, que en su mayoría de una u otra manera están instalados también en Argentina, pretenden avanzar en la súper explotación y en la súper producción con menores costos. Es decir, con la misma gente, más productividad, y con salarios más bajos, para resolver los problemas que tienen en Europa y EE.UU.
Pero esa verdad ellos la esconden. Esta crisis no es recesiva, sino por el contrario: de grandes inversiones para agrandar las plantas, aspirando producir a full, y que nosotros les resolvamos con nuestro sudor y sangre, los platos rotos.
Agitan que hay que frenar la inflación (que la generaron ellos) y tiran como un caso resuelto que las próximas discusiones salariales no pueden superar el 18%, cuando todos los argentinos sufrimos y padecemos la escalada de aumentos de precios a niveles que este año ya superan el 40%.
Los muy caraduras hablan de quite de subsidios, y por lo tanto aumento de tarifas. Por un lado, ¿por qué subsidiar a las empresas que ganan fortunas millonarias?; y por otro lado, el “quite” de esos subsidios es apenas un porcentaje ínfimo del monto total de subsidios a las empresas. Generan un miedo con el tema del dólar, como si los trabajadores tuviésemos para comprar dólares, y esconden que la principal exportación es la fuga de capitales (la ganancia en dólares de lo que se produce en el país por parte de las multinacionales) que suma 38 mil millones de dólares al año.
No nos van a hacer vacilar. Debemos quebrarles sus maniobras. Ninguna empresa o “inversión” se va a ir, porque producir para la oligarquía financiera mundial en Argentina es un gran negocio. El Estado es de los monopolios y tienen todas las facilidades para llevarse las riquezas naturales y el fruto de nuestro trabajo. Hasta el gobierno y la “oposición” son de ellos.
Las luchas que sin duda se avecinan, contempladas desde la unidad, nos colocarán en los umbrales de un nuevo movimiento obrero revolucionario que se viene gestando por abajo, y así podremos plantarnos más decididamente, no solamente por los justos reclamos, sino en la disputa revolucionaria de todo un pueblo decidido a arrebatarle el poder a la burguesía y construir una sociedad más justa, sin explotadores y explotados.