VECINOS DE GUERNICA EN LUCHA CONTRA LOS AGROTÓXICOS

En la misma espiral ascendente de las luchas que la clase obrera y el pueblo van profundizando día a día, las aspiraciones por una vida digna se van desarrollando como una clara expresión, a través de las innumerables movilizaciones contra los atropellos de los negociados de las empresas monopólicas y de las políticas de gobierno, que atacan directamente a la vida del pueblo.  Es que cuando aparece un proyecto económico que implica contaminación, enfermedades, apropiación de espacios públicos por negocios inmobiliarios, y todo lo que vaya en contra de nuestros intereses aparecen  las movilizaciones, las protestas, las luchas, las organizaciones del pueblo, que se enfrentan directamente contra esos planes.

Así es como en Guernica, localidad del Partido Presidente Perón, Pcia. De Bs. As.,  los vecinos y organizaciones de la zona están luchando contra las fumigaciones con agrotóxicos de las plantaciones de soja de esa misma localidad.  La semana pasada un informe en una canal de aire de la televisión, mostraba las aberrantes consecuencias que producen las agrotóxicos utilizados en plantaciones de tabaco, como malformaciones, enfermedades en la piel, abortos espontáneos en embarazadas, problemas respiratorios y digestivos, etc.

Si bien el informe precisaba lo que sucede en una zona de plantaciones tabacaleras en la provincia de Misiones, nada decía que estas mismas consecuencias las sufren la mayoría de los pueblos linderos a las plantaciones de soja, ni tampoco mencionaron que es una política de Estado desarrollar la actividad sojera en el país a costa de cualquier tipo de consecuencias.

En Argentina, según informes oficiales, el 70% de las tierras productivas están destinadas a la soja, alcanzando 13 millones de hectáreas, incentivadas por la alta rentabilidad de la exportación y el negocio del biocombustible.  Esto va en ascenso.  A tal punto, que las plantaciones ya han llegado a zonas urbanas del país, como es el caso de Guernica, donde las mismas están en medio de barrios, como el caso de Las Lomas y Santa Teresita.

En un volante, los vecinos de Guernica, denunciaban: “… El hecho es gravísimo, por la deriva (lo que arrastra el viento) lo inhalamos y nos produce jaqueca, un catarro sin justificación y en unos años un cáncer; a los animales pequeños los mata, en especial a los que comen insectos. Toca nuestra vegetación y en parte la seca, dado que la secaría totalmente si la cantidad fuese mayor. Estos síntomas ya los vimos todos. Por otro lado, y mucho peor, es lo que va filtrando a las napas. Argumentan los que envenenan que para poder plantar sólo necesitan fumigar con glifosato y eso es mentira, ya que eso sólo controla malezas, es un herbicida y en soja, no en el resto de los cultivos.  Para controlar insectos y hongos  utilizan sustancias altamente tóxicas y con efectos residuales. Se está utilizando malatión (el gas que usaban los nazis en sus cámaras para asesinar a millones de personas). Algunas de las drogas utilizadas son de toxicidad grado II (son superior a las de uso domiciliario) la mayoría son de grado III y IV y algunas llegan a grado VI. En cuanto a los seres humanos estas drogas afectan primero a los más pequeños y a las embarazadas, generando abortos espontáneos y malformaciones…

Esto es el capitalismo, donde ese 70% de las tierras sembrados de soja, se deberían destinar a la producción agropecuaria para cubrir las necesidades y en beneficio de la población, y sin embargo, son destinadas al monocultivo, arrastrando al pequeño productor agropecuario,  para satisfacer la demanda de las transnacionales, dejándonos  la destrucción de nuestros recursos naturales, la infertilidad de las tierras y las peores consecuencias en nuestra salud.

La lucha de los vecinos de Guernica es un grito de dignidad contra los planes del gobierno y los monopolios.

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