La burguesía no tiene ningún escrúpulo en recurrir a lo que sea para engañar a los pueblos. Así lo ha demostrado en su larga historia aplicando su principio: “el fin (la ganancia) justifica los medios (el que fuese)”. Es así que en sus momentos de mayor debilidad política recurren reiteradamente a “causas nacionales” para desviar el centro del huracán popular que cuestionan las mismas.
En 1982, Malvinas fue la bandera que levantaron Margaret Thatcher y Leopoldo Galtieri para engañar a sus pueblos. La primera, para encubrir su feroz política de ajuste y privatizaciones que dejó en la mayor miseria a millones de trabajadores. El segundo, debido a que la dictadura estaba jaqueada por los cuatro costados por su genocidio y las reivindicaciones democráticas de un pueblo movilizado.
Hoy, David Cameron y Cristina Fernández de Kirchner ambos embarcados en la aplicación del más terrible ajuste sobre sus pueblos, decisión determinada por la oligarquía financiera mundial, reflotan nuevamente el tema para desviar la atención y la furia popular sobre sus políticas.
Pero como dijo Marx, agregando a una frase de Hegel: “Los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces… una vez como tragedia y otra vez, como farsa”. Pero esa farsa no pasará porque ha llegado la hora de los pueblos.
La causa Malvinas realmente se solucionará cuando los pueblos logren su soberanía política, se deshagan de los intereses económicos, geopolíticos y militares de la burguesía monopolista en el poder, y libremente decidan sobre sus vidas.