Seguidamente reproducimos textualmente un artículo del periodista Antonio Cuesta que fue publicado en Prensa Latina/Rebelión (el título superior es nuestro).
Los 400 trabajadores de la empresa Helliniki Halivourgia (Acerería Griega) de la factoría de Atenas cumplieron hoy 55 días de paro indefinido y su lucha ya se convirtió en un símbolo de la resistencia contra las severas medidas de ajuste neoliberal. Los empleados pararon la producción el pasado 31 de octubre de 2011 como protesta por los despidos de 17 de sus compañeros y la pretensión empresarial de recortar un 40 por ciento en los sueldos y la jornada laboral de toda la plantilla.
La generalización de la huelga en la factoría de Atenas provocó la expulsión de más trabajadores, el número actual es de 50, y la amenaza de 180 despidos adicionales si los obreros no aceptaban el plan propuesto desde el consejo de administración.
La dirección de la acerería alegó, al amparo de la crisis, dificultades económicas y un descenso en las ventas y los beneficios, pero los huelguistas informaron que la factoría experimentó un crecimiento sin precedentes y que sólo en 2010 los beneficios superaron los 200 millones de euros.
Según los propios trabajadores, durante los dos últimos años la productividad aumentó en un 30 por ciento y la producción de acero en 70 mil toneladas, pese a lo cual no hubo nuevas contrataciones y el aumento de los ritmos de trabajo provocó numerosos accidentes laborales.
La factoría se encuentra ocupada y vigilada 24 horas al día por los obreros, quienes mostraron su determinación de pasar las fiestas navideñas en su centro de trabajo hasta lograr la readmisión de los despedidos y la retirada del plan de recortes.
Caso de no conseguirlo llevarían a cabo una huelga de hambre masiva, anunciaron. Pero alrededor de este conflicto laboral se están produciendo un sinnúmero de muestras de solidaridad tanto en el país como en el resto del mundo. Manifestaciones, asambleas de barrio, mítines y marchas hasta la factoría están tratando de romper el silencio mediático que se cierne sobre los huelguistas, y sirven para proporcionarles alimentos, útiles necesarios y dinero para su caja de resistencia.
Y desde el exterior reciben a diario numerosas muestras de apoyo y fondos económicos, como es el caso de lo recogido por la organización española Red Roja. Los huelguistas quieren que su ejemplo se convierta en el primer gran obstáculo a la ofensiva neoliberal generalizada (*) que, bajo el pretexto de la crisis, pretende acabar con los derechos laborales y garantías sociales consolidados desde hace varias décadas.
Afirman que no van a aceptar trabajar como unos esclavos modernos, por 550 ó 600 euros, y que su lucha es contra la miseria y la indignidad que proponen unos gobernantes aún dispuestos a imponer nuevas medidas de ajuste y un futuro laboral más lúgubre.
(*) Nota del PRT: Hemos respetado el texto del artículo confeccionado por el periodista. Sin embargo, creemos que es más adecuado decir que se trata de una acción contestataria de la burguesía monopolista ante la lucha de los obreros.