A lo largo de su historia, la cotidianidad del Hombre ha ido necesitando (y expresando) un crecimiento permanente en el uso de la energía. Hoy en día es impensable nuestra vida sin provisión de energía. Iluminación, calefacción, refrigeración, cocción de alimentos, transporte, entretenimiento, comunicación, y miles de etcéteras hacen que cada parte de nuestro mundo cotidiano –por más pequeña que sea- esté ligada a la energía. Que nos corten la luz no es “un problemita menor” como quieren hacernos creer las empresas y su gobierno, es un ataque directo a nuestras condiciones de vida y un arrebato a nuestra dignidad.
La combinación fundamentalmente de tres factores: la falta total de inversiones de las empresas prestatarias en mantenimiento, ampliación de la red y nuevas tecnologías para los usuarios «comunes»; la mayor y más subsidiada demanda energética por parte de las grandes industrias que están produciendo a full en pos de mayores ganancias con un gran despilfarro del fluido; el desproporcionado y desorbitante crecimiento edilicio basado en la especulación inmobiliaria en diversas urbes del país, con el sólo fin de continuar y acrecentar el negocio; son las causas de los sucesivos e insoportables cortes de luz que sufrimos a diario millones de argentinos de punta a punta del país. A esto hay que sumarle el maltrato y bajos sueldos que denuncia el personal de la empresa por lo que lleva a cabo una medida de trabajo a reglamento o quite de colaboración, lo cual constituye «una mezcla explosiva» que afecta el servicio, al tiempo que las empresas aumentan el precio. Esta medida de los trabajadores profundiza las contradicciones por las cuales les es más dificultoso aplicar el ajuste tan ansiado por estos monopolios y el gobierno.
Está claro que “la culpa no es por la sensación térmica”, a lo que debe agregarse que los viejos y queridos 220 V han quedado en la historia y que ya es “legal” que las empresas entreguen en las redes domiciliarias 205 V; a lo que debe sumarse los prolongados lapsos en donde nuestras viviendas reciben energía a una menor y muy baja intensidad, la cual no sólo no sirve sino que termina quemando los equipos eléctricos.
Enumerar todos los cortes de luz que venimos padeciendo durante el mes de enero sería una tarea imposible. Es tanta la cantidad registrada, que podría “escribirse un libro”.
Pero lo que queremos notar es que, los que se han hecho inocultables para los medios de la burguesía son todos aquellos en donde los vecinos salieron a la calle a cortar avenidas o rutas, con la firme decisión de mantenerse allí hasta que no les devolvieran el servicio. Devolvieran, porque en el contexto que describimos más arriba, nos lo están robando.
El corte de la autopista en Retiro por parte de los vecinos de la 31 (que no tenían luz desde hacía varios días), los cortes de avenidas en una amplia zona de Lanús y Lomas de Zamora en la pcia. de Bs. As., en Remedios de Escalada, en Matanza; en Córdoba capital (luego de que se “averiaran” diez distribuidores y salieran de servicio); las más de 24 horas sin luz que afectó al 20% de la Capital Federal, (70 mil usuarios sin luz en siete barrios) por lo que los vecinos salieron a las calles de diversas zonas a protestar ante la persistencia del desperfecto energético, en Rosario, en el interior de Córdoba, y otras ciudades y pueblos del país en donde también ha habido cortes de calles, cacerolazos, etc.; son algunos de los recientes acontecimientos, en donde la población dijo BASTA y se plantó en defensa de sus derechos.
En Hurlingham, cuando comenzaron a mediados de enero una serie sucesiva de cortes de luz que llegan a durar hasta 36 horas, los vecinos tampoco se la bancaron, por lo que realizan cortes en la Av. Roca a la altura de Km18 y también en las vías del ferrocarril Urquiza, autoconvocándose para realizar los cortes todos los días hasta que “vuelva” la luz. La bronca de los vecinos viene en aumento porque en las zonas residenciales “triple A” del centro y lugares como el Bingo o los supermercados, nunca les faltó la luz. Situación que se repite en diversos lugares del país.
La movilización de los vecinos y la férrea decisión de no dejarles pasar una, muestra el verdadero estado de ánimo y confrontación de importantes sectores populares, que ya no están dispuestos a dejarse pisotear por nadie, ni por las empresas ni por los gobiernos.
Y a eso es a lo que más le teme la burguesía.