Durante apenas estas últimas semanas, la lucha de clases en nuestro país, vuelve a sacudir a todo tipo de iniciativas políticas del gobierno de los monopolios. Por un lado, se ahonda la debilidad política del gobierno, y por otro lado se acrecientan las luchas de la clase obrera y del pueblo que aspiran a una vida digna.
Bajo los planes de ajustes de la oligarquía financiera mundial en nuestro país, se han puesto al servicio todas las instituciones del Estado para la implementación a rajatabla de las políticas económicas que ellos determinaron para nuestro país. Es así como el gobierno, en este último tiempo, ha dejado de lado la máscara progresista y ya no tienen lugar los fantasiosos discursos “nacionales y populares”, para pasar a responder en cuerpo y alma a las necesidades de sus patrones.
La lucha de clases los altera, les hace perder la brújula y les saca la máscara. Frente a las medidas de ajustes en todo el país, se han recrudecido los enfrentamientos entre las clases, y la situación política va cambiando de tono. Desde la aplicación de las innumerables medidas de ajuste de estos últimos tiempos, pasando por el aumento de los precios y de los impuestos para el achicamiento del salario y el poder adquisitivo de toda la población; la aprobación de la ley antiterrorista; las represiones a las movilizaciones populares; el impune aumento de las dietas del 100% a los diputados; las políticas de fomento del saqueo de los recursos naturales; etc; etc; etc. Todo con un mismo fin: responder a los intereses de las multimillonarias ganancias de la oligarquía financiera.
Así es como se presenta este nuevo escenario político, donde comienza a aparecer como necesidad material en la lucha de la clase obrera y el pueblo el “hacia dónde vamos”, de la mano de un pueblo que día a día se rebela y acrecienta sus aspiraciones a una vida digna. La unidad en la lucha ya comenzó a dar sus primeros signos de nacionalización, tras el acompañamiento del pueblo que se solidariza y toma como propia la lucha de sus compatriotas frente a los planes de saqueo y contaminación de la mega minería en nuestro país.
Es así como al calor de la lucha de clases, los trabajadores y el pueblo van creando sus propias organizaciones que se van constituyendo como instituciones del pueblo, experimentando el ejercicio del poder y enfrentándose directamente con las instituciones del Estado monopolista capitalista. Y así, como aparece la decisión inmediata del pueblo de tomar en sus manos la resolución de los problemas generados por la injusticia capitalista, surge la imperiosa necesidad de pensar en el futuro. De esta manera van madurando las condiciones para avanzar hacia un proyecto nacional y revolucionario, que apunte a poner como eje fundamental al ser humano y no a la ganancia capitalista que sólo genera pobreza, destrucción y muerte.