Mientras que, por todos los medios de comunicación, el único tema que aparece referido al negocio petrolero, parecería ser las supuestas peleas, o reclamos que el gobierno nacional le “exige” a YPF, luego de que les han sido funcionales a sus negocios durante todos estos años. Nada se habla de la creciente bronca y hartazgo que late desde las bases de los trabajadores petroleros.
Las luchas que el año pasado han llevado a descabezar a la cúpula sindical, desembocaron en la intervención del Estado al sindicato petrolero en el sur de nuestro país. Con el acuerdo de abrir en el mes de marzo, las elecciones de la nueva comisión que debería asumir la nueva conducción.
Pero como era de esperar, no tardó en llegar un nuevo acuerdo paralelo entre el gobierno nacional, el gobierno provincial, las empresas y el sindicato, para extender el plazo de la intervención durante todo este año.
En Argentina, los sindicatos se han transformado en instituciones del capitalismo monopolista de Estado. Actualmente son herramientas de los monopolios para frenar la avanzada de la lucha de clases. Eso ha llevado a los trabajadores a organizarse desde las bases para presionar a los sindicatos en algunos casos y en otros desestimándolos por completo y creando organizaciones propias autoconvocadas. En el caso de los petroleros de la provincia de Santa Cruz y Chubut, el objetivo que se han planteado los trabajadores, luego de haber echado a la burocracia sindical, es el de no dejar que vuelvan a entrar otros nuevos burócratas asociados al gobierno y a las empresas.
Desde ya que el pacto de la triple alianza (gobierno, monopolios y sindicato), apunta a mantener frenada la lucha y los reclamos de los trabajadores durante este año, por lo menos, con la intervención del sindicato. Y no por casualidad, en medio de un comienzo de año, con una cada vez mas creciente disputa entre las clase por aumento salarial y mejores condiciones de trabajo. Fundamentalmente en un sector del proletariado argentino, que es el petrolero, donde sus espectaculares luchas, repercute con fuerza en toda la clase obrera del país que se moviliza y va tomando esos ejemplos.
Nuevamente se vuelve a recrudecer el enfrentamiento. Por un lado el gobierno, las empresas y el sindicato que pretenden acallar los reclamos urgentes de los trabajadores. Y por otro lado los trabajadores petroleros, que ya nada esperan y desde las bases se preparan para dar batalla.
Pero como decíamos anteriormente, la conquista será asegurada en la medida en que la organización de base de los trabajadores se robustezca y tome cada vez más fuerza. Y donde el protagonismo de los trabajadores sea el que pese en las decisiones a través de la democracia directa.
Este es el escenario donde la oligarquía financiera en nuestro país se propone aumentar su rentabilidad, y donde el gobierno de los monopolios hace agua por los cuatro costados, y cada vez más se ahoga en una profunda crisis política. Y por otro lado, también en este mismo escenario, es donde la clase obrera y el pueblo, con sus luchas y con sus aspiraciones a una vida digna, profundizan las condiciones materiales para un cambio revolucionario en nuestro país.