No había pasado un año del “Cordobazo” y en el marco de la creciente ola de luchas proletarias por sus derechos políticos negados por la dictadura militar encabezada por Onganía, los obreros de la obra El Chocón, hartos de los accidentes fatales, inseguridad laboral y maltrato de los capataces, el 23 de febrero de 1970 lanzaron un paro y ocupación de la central hidroeléctrica por el 40% de aumento de salario y para terminar con las condiciones infrahumanas de trabajo y de vida de ellos y sus familias.
4000 obreros y sus familias – entre 7.000 y 8.000 personas- en estrecha relación con el sindicalismo combativo nacional de aquel entonce encabezado, entre otros, por Agustín Tosco y Raimundo Ongaro, decidieron confrontar con la santa alianza (monopolios, gobierno y sindicatos).
La represión no se hizo esperar, la UOCRA expulsó a la totalidad de los delegados y, al día siguiente de la toma, el complejo fue sitiado por las fuerzas represivas federales exigiendo la entrega del dirigente máximo del movimiento Antonio Alac, exigencia que fue rechazada de plano produciéndose el primer enfrentamiento que dejó un saldo de 15 heridos.
Rápidamente los obreros organizaron grupos armados de defensa, piquetes y barricadas donde la experiencia de los obreros de origen boliviano provenientes de la mina Siglo XX aportaron su experiencia de organización y manejo de la dinamita; de los compañeros chilenos, paraguayos y uruguayos quienes aportaron lo suyo y junto al espíritu inquebrantable mapuche y criollo produjeron uno de los hechos políticos y sociales más significativos de la época.
Durante 20 días de paro y toma, la región fue el epicentro de la lucha de las clases. La solidaridad y movilización de la región y el movimiento obrero clasista dieron un golpe más a la burguesía y su dictadura ya desgastada y en retroceso luego del Cordobazo.
Más allá de los resultados, que ya son parte de la historia y por lo tanto discutibles como toda historia, las implicancias políticas y sociales objetivas fueron fundamentales para la conformación de la experiencia de la clase obrera y alimentan, hoy, a las vanguardias proletarias en su camino por la independencia política de clase. Bandera levantada por la dignidad de los obreros del Chocón.