El vendaval político que han generado los últimos acontecimientos nacionales, desde la tragedia en el ferrocarril Sarmiento, pasando por los muy criticados discursos presidenciales y la creciente conflictividad salarial, no impiden que “despacito y por las piedras” las grandes empresas monopolistas continúen haciendo sus negocios, saqueando nuestros recursos y destruyendo nuestro territorio.
Una muestra más de que la voracidad monopolista sólo encuentra freno cuando el pueblo movilizado planta bandera y defiende su dignidad, haciendo oír sus reclamos masivamente en la calle.
Algún desprevenido podría pensar que en este contexto y frente al creciente movimiento nacional contra la megaminería y el saqueo entramos en una etapa en donde empresas y gobierno no deberían “hacer olas”. Pero no es así, porque la lógica de este sistema perverso es una sola y excepto cuando encuentra el freno popular, arrasará con todo lo que encuentre a su paso.
La multinacional de origen canadiense Calypso Uranium anunció recientemente a nivel internacional, el descubrimiento del mayor yacimiento de uranio en nuestro país, ubicado en la provincia de Chubut, en la Cuenca San Jorge. Cabe aclarar que la empresa posee en la zona la friolera de 150 mil kilómetros cuadrados para explorar y explotar a su antojo, que abarcan Cerro Solo y la formación Los Adobes.
En la información que pudo conocerse a través del sitio Mining Press, la multinacional considera a este yacimiento “como el más importante de la Argentina”, superior inclusive al de Sierra Pintada en San Rafael, Mendoza.
El desplazamiento de los cateos originales hacia la provincia de Chubut fue impuesto por la presión popular que obligó a una Ley (la 7722 de la provincia de Mendoza), en la cual se prohíbe en todo su territorio la utilización de ácido sulfúrico y otras sustancias químicas en minería. Cabe aclarar además que en Chubut se derogó recientemente una ley anticianuro, por lo que se permite lixiviar con químicos. Como puede verse, ponen los huevos en varias canastas…
Estas “facilidades” otorgadas por gobiernos cómplices, sumado a la facilidad técnica para obtener uranio en la meseta central chubutense, hacen que la empresa haya decidido iniciar rápidamente las perforaciones y perspectivas “muy alentadoras” (por supuesto que para ellos).
Es impresentable que a pesar de todo esto no se conoce en Chubut información oficial fehaciente que dé cuenta de este proyecto y de su inminente inicio. El gobierno provincial de Buzzi intenta avanzar con la política “del hecho consumado”, tratando de pararse en la línea del discurso presidencial sobre “la necesidad de debatir la minería”, palabras que como queda demostrado se las lleva el viento.
Como no puede ser de otra manera, estos planes tienen en máxima alerta a los pobladores de la zona, que saben que nada bueno podrán esperar de esta nueva vuelta del saqueo; y que el único idioma que entienden empresas y gobiernos a su servicio, es el de la lucha y la movilización.