Empleados públicos de varios estados federados alemanes llevaron adelante una serie de paros durante toda la semana pasada, con el fin de exigir mejoras salariales. La huelga también llegó a la feria tecnología CeBIT de Hannover, una de las más importantes del mundo en materia de tecnologías y computación.
En la capital de Baja Sajonia, los autobuses y tranvías no abandonaron las terminales, lo que paralizó el transporte público de la ciudad.
El cuarto día consecutivo de paros en todo el país afectó también al estado federado de Baviera, sobre todo en la administración, la recolección de basura y los servicios de limpieza.
También trabajadores del sector público en el estado de Hesse se sumaron a la huelga.
En Marburg estuvieron a la cabeza los empleados del transporte público, pero también los trabajadores de las compañías municipales de electricidad, gas y agua, que abandonaron sus puestos de trabajo para concurrir a las movilizaciones convocadas.
“Todo está paralizado”, tampoco en la ciudad de Kassel circularon ni autobuses ni tranvías. También en Berlín, Brandeburgo y Bremen los empleados públicos se sumaron a los paros.
En Baden-Württemberg, los paros afectaron sobre todo a las administraciones regionales, la Agencia Federal de Empleo y las compañías municipales de electricidad, agua, gas y transportes.
Las organizaciones de trabajadores se movilizarán durante esta semana de manera selectiva, con convocatorias que tendrán lugar alternativamente en los 16 estados y en distintos campos del sector.
La huelga de los empleados públicos del Estado y los ayuntamientos en los que trabajan unos dos millones de personas, exige aumentos salariales del 6,5 % o al menos 200 euros.
Así las cosas, la moneda está en el aire y en uno de los principales países capitalistas de la Eurozona, tampoco los trabajadores están dispuestos a ser el pato de la boda y pagar el ajuste de los poderosos.