Un reportaje con destino a la edición de un libro, del dictador Jorge Rafael Videla, llamado: Disposición Final, del periodista Ceferino Reato, recorre las portadas y titulares de todos los medios de comunicación.
En ese personaje nefasto, vuelve a vanagloriarse impunemente de sus crímenes contra los revolucionarios y el pueblo en general. Independientemente del objetivo comercial que lleva al periodista afirmar que en su libro “Videla confiesa” o “Videla tuvo una franqueza brutal”, debería recordar que lo hace luego de 35 años. Y luego de que el pueblo argentino ya ha condenado, no solo a los milicos, sino también a las fuerzas armadas argentinas como a todas las instituciones represivas del Estado. Nada de casualidad tiene, que se le de lugar a un asesino de estas características, para que reflote tanta suciedad, en medio de una situación política en nuestro país donde la clase obrera y el pueblo, a través de su permanente lucha y movilización contra la injusticia capitalista, y por una vida digna, empuja a la burguesía y su gobierno a un marco de debilidad política cada vez más pronunciada. Y donde, fundamentalmente, las ideas de la revolución en nuestro país vuelven a tomar un nuevo impulso.
Una de las formas que más les gusta a los intelectuales de la burguesía, para hablar de esa parte de la historia, es la de separar a los dictadores del capitalismo. Como si las dictaduras y sus consecuencias estuvieran por fuera de los intereses de las empresas monopólicas y los funcionarios del sistema capitalista.
El accionar de los militares y de la triple A en la década del 70, fue en defensa de los intereses de las empresas trasnacionales, las cuales cabe destacar que en su gran mayoría, son las mismas que hoy siguen explotando a nuestra clase obrera y facturando millonarias ganancias a partir de la cooptación del Estado a su servicio, representado por el gobierno de Cristina Kirchner, como lo son el caso de Mercedes Benz, Ford, Bayer, Ledesma, Loma Negra, Techint, etc., etc.
La burguesía, a toda costa, pretende enterrar las ideas revolucionarias que nos han dejado como herencia todos los compañeros que han luchado hasta el último minuto de sus vidas al servicio de la Revolución.
Pero para desgracia de los enemigos de la clase obrera y el pueblo, la lucha por un futuro digno para la humanidad esta de pie. La idea de la revolución socialista no solo sigue más viva que nunca, sino que cada vez comienza a sentirse como una necesidad para terminar con tanta injusticia y destrucción de la humanidad.