China suele ser noticia por los impresionantes resultados en la economía y la catarata de capitales que inundan distintas partes del planeta. Poco y nada se habla acerca de que esos capitales son producto de la explotación a mansalva de millones de obreros y de los recursos naturales de ese país. Sin embargo, la lucha de clases, como no podría ser de otra manera, está al rojo vivo y las masivas movilizaciones obreras y populares comienzan a condicionar fuertemente las políticas del gobierno de ese país.
Aquí transcribimos información de algunas de esas luchas recientes, cuya fuente es el periódico digital Europe Solidaire Sans Frontières.
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La lucha contra la privatización de la compañía de acero Tonghua (ubicada en la provincia de Jilin en el noreste de China), que llevó a la muerte de uno de los jefes de la fábrica en julio de 2009, terminó con una victoria para los trabajadores, ya que los planes de privatización de la empresa y su adquisición tuvieron que ser abandonados. La empresa Acero Jianlong había adquirido inicialmente el 36% de Tonghua, lo que dio lugar a una ola de despidos. Trabajadores con sus familias bloquearon el ferrocarril que llevaba el mineral al molino. La acción terminó a las 22 horas cuando uno de los jefes, Guojin Chen, fue asesinado a golpes por los manifestantes. Fue considerado como la representación de los intereses de Jianlong y simbolizaba la arrogancia de esta empresa. La privatización, finalmente, se detuvo.
La lucha de Tonghua es importante, en primer lugar, porque demuestra que los trabajadores no asisten pasivamente a la privatización. En segundo lugar, porque matar a un jefe, después de una acción colectiva, es la primera vez que ocurre. Otros líderes fueron asesinados, pero siempre por un acto aislado. Por otra parte, esta acción colectiva ha sido apoyada por la mayoría de los trabajadores de otras industrias. Frente a esta ira de las masas, las autoridades provinciales fueron obligadas a hacer concesiones. El ejemplo de Tonghua también alentó a los trabajadores de Linzhou Steel en Puyang (provincia de Henan), que secuestraron a un funcionario del gobierno municipal durante 90 horas antes de obtener un resultado.
Otro ejemplo de la movilización de los trabajadores ha sido el de los miles de hombres y mujeres trabajadores de las plantas embotelladoras de Pepsi, el 14 de noviembre de 2011, en contra del acuerdo con la taiwanesa Tingyi. El acuerdo implicaba la renuncia a sus operaciones de embotellado de Pepsi en China, su transferencia a una empresa conjunta por una empresa japonesa y Tingyi (Grupo Asahi). Los trabajadores de Pepsi debían renegociar su contrato de trabajo con los nuevos jefes. Con este anuncio, los empleados de Pepsi realizaron una huelga exigiendo el abandono del acuerdo entre empresas o el pago de una indemnización adicional de Pepsi. La protesta se extendió a las ciudades de Chongqing, Chengdu , Fuzhou, Nanchang y Changsha.
En el pueblo pesquero de Wukan ( de aproximadamente 13.000 habitantes, en la provincia de Guangdong) crece el movimiento contra la apropiación de tierras de los campesinos por funcionarios corruptos. Con manifestaciones masivas, con toma de las oficinas del Partido Comunista y la expulsión del secretario del partido, los reclamos se generalizaron a otras aldeas. Las detenciones de la delegación responsable para discutir con el gobierno local provocaron serios enfrentamientos contra la policía antidisturbios que, a pesar de su arsenal, fueron superadas. La muerte de uno de los representantes del pueblo detenido alimentó la furia de los manifestantes y la pelea terminó a favor de los habitantes del pueblo, con la liberación de los presos y la reelección de un nuevo comité de la aldea.