Las políticas de los monopolios, implementadas desde el gobierno K a su servicio, intentan continuar su rumbo contra viento y marea, agigantando a su paso la brecha que los separa de los problemas y necesidades populares.
Achatamiento de salarios, aumentos de impuestos y servicios, precios que suben permanentemente, leyes que favorecen una mayor concentración de la producción y centralización política, aumento agigantado de los subsidios a las empresas, y toda la incertidumbre que han generado sus “soluciones” financieras y económicas, son las políticas directas contra el pueblo del plan monopolista, que están generando un agravamiento en las condiciones de vida de amplias capas de la población.
La burguesía en el gobierno ha hecho en esta etapa, de su prepotencia “un estilo”, de la mentira “una verdad absoluta”, tratando en realidad, de disfrazar de “fortaleza” lo que en realidad es una profunda debilidad.
¿Por qué? Porque por más que se coloquen vestidos de diferentes colores (inclusive el de “progres”, el de “luchadores sociales” o “defensores de los derechos humanos”), a esta altura del campeonato ya no engañan a nadie; y es evidente que lo que están tratando de hacer con sus trampas y mentiras es sostener el sistema capitalista. El mismo que de punta a punta está atravesado por una sola lógica: beneficio para unos pocos, sufrimiento y postergación para las inmensas mayorías.
Este choque de intereses concretos y materiales entre los trabajadores y el pueblo por un lado y esa minoría oligárquica defendida por el gobierno y todo el Estado a su servicio por el otro, es el marco político real de la etapa histórica que estamos viviendo.
Después aparecen las “decoraciones”, más o menos preparadas, los largos discursos, las repetidas promociones, las ferias en el exterior con el sostén de discursos “súper nacionales”… pero todas con un mismo objetivo: ocultar que el sistema capitalista está montado sobre el robo a los trabajadores.
Y que las riquezas que obtienen las empresas se obtuvieron “gracias” a las horas de trabajo no pagadas al obrero (plusvalía), y que les ha permitido a las mismas, concentrar enormes riquezas bajo este gobierno.
Por eso se desesperan en esconder que el Estado es de los empresarios y no de los trabajadores; y que por tanto el Estado de ninguna manera puede ser “árbitro” entre trabajadores y empresarios, el Estado es de los monopolios y este gobierno los representa.
Cómo actúan, en cada lugar de trabajo cada día de nuestras vidas, lo conocemos de sobra: superexplotan a los trabajadores, contratan en negro, tercerizan para tratar de dividirnos y achatar el salario, exportan capitales, realizan usura, especulan y hacen chanchullos financieros de todo tipo, no tienen nada de “democráticos” y utilizan en las fábricas patotas como grupos de choque, en general organizadas desde los sindicatos traidores.
Esto es Capitalismo Monopolista de Estado, así busca sostenerse, así de claro.
Como claro está que durante todos estos años de padecimiento, el Estado monopolista y sus gobiernos no nos han dado nada. Y que todo lo que conseguimos fue conquistado con nuestras luchas y movilizaciones; y así continuará siendo, elevando nuestros objetivos como clase y como pueblo, hasta recuperar definitivamente nuestra dignidad como seres humanos, por sobre sus miserables objetivos de mayores ganancias para unos pocos.