Las «barras bravas», como vulgarmente las denominamos, son en definitiva una fuerza de choque del sistema con todo el apoyo y sostenimiento de los monopolios y el Estado.
Estos grupos fascistas son contratados por las empresas monopolistas para intimidar, reprimir e intentar subordinar la lucha de la clase obrera.
Aparecen en las canchas, a cara descubierta y como todos sabemos integrados a los negocios espurios de la burguesía como así también a ciertas dádivas miserables que les tiran.
A modo de ejemplo: la propaganda que estuvo por mucho tiempo en las camisetas de los jugadores de Rosario Central y Newels Old Boys del frigorífico Paladini empresa que utilizó a estos lúmpenes para castigar la lucha obrera.
En el Estado de los monopolios “los barras” son una parte importante en la represión.
Recordemos que dentro de los establecimientos industriales monopólicos, como automotrices, textiles, alimenticias, petroleras varios personeros de los sindicatos, o como el pueblo los conoce, “la patota sindical” es integrante de esa fuerza de choque, siendo parte de la planta permanente. Dentro de las fábricas caminan juntos” barras” de Boca, de River y de otros clubes. Los une su carácter mercenario contra la clase obrera subsidiadas por las empresas.
El Estado es quien legaliza a las “barras”. Las empresas que se han apoderado de todas las instituciones no sólo hacen la vista gorda a los crímenes que realizan sino que los avalan y alientan.
Los trabajadores los podemos ver a diario, también fuera del establecimiento.
Barras bravas de Chacarita y otras están a la espera de órdenes del Estado y de las petroleras para apagar el fuego que brota de la movilización de los petroleros en Chubut.
Como pasa con todos los mercenarios, estos “barras” son cobardes, son lacras humanas, son fascistas que recibirán golpes contundentes en cualesquiera de los ámbitos en donde se los ve: canchas de fútbol, como es el caso de la hinchada de independiente que se movilizó para echarlos, o la propia clase obrera que, conjuntamente con la población, llegado el momento, los hará correr de las fábricas y de los barrios aledaños.
Desde este punto de vista entendemos el por qué “nadie hace nada”. Es el Estado de los monopolios el responsable de no “encontrar” culpables de décadas de impunidad. El gobierno de los monopolios y su “fútbol para todos” es una importante fuente de financiación para este gran negocio que necesita de estos mecanismos para llevar adelante los planes de explotación y opresión del pueblo.