En el discurso pronunciado ayer por la Presidenta Cristina Fernández nuevamente fuimos atacados los trabajadores y se congració con sus socios imperialistas. Después de haber realizado un pormenorizado detalle de su “exitoso” viaje a la cumbre del G20, demostró su carácter de clase intentando justificar el pago del impuesto a las ganancias por parte de los asalariados. Y si hacía falta algo más, utilizó la muerte de los gendarmes en un accidente vial cuando volvían de Chubut, para atacar la lucha de los trabajadores de esa provincia.
La masiva movilización trabajadora del día de hoy muestra contundentemente el malestar hacia sus políticas; no solo expresado por las decenas de miles que se manifestaron en Plaza de Mayo, sino también por la simpatía y el apoyo con la que contó la movilización desde su anuncio, tanto por parte de los trabajadores como por parte de distintos sectores populares.
Como lo venimos planteando, el estado deliberativo y de movilización que existe por abajo, expresado en miles de pequeñas y grandes luchas a lo largo y ancho del país, es lo que viene condicionando cada medida y cada acción de gobierno. La movilización de hoy fue otra demostración de esta situación, aun cuando el discurso del dirigente Moyano fue absolutamente tibio y conciliador; más un llamado a la negociación que a profundizar la lucha.
Sin embargo, la lucha de clases no conoce de paño fríos cuando la razón y extensión de los reclamos es gigantesca. Lo que hoy quedó en evidencia es que hay una voluntad de lucha inquebrantable por parte de la clase obrera y pueblo argentinos que difícilmente pueda ser encorsetada solamente por discursos. De allí que las disputas por arriba se ven potenciadas por lo que está pasando abajo, lo que produce una crisis política que maniata las maniobras y mentiras de los de arriba.
Tenemos que tener la convicción que lo de hoy ha potenciado la lucha trabajadora. Debemos seguir encontrándonos desde la lucha y gestando la unidad por abajo; sector por sector, fábrica por fábrica y de allí a los parques y zonas industriales para ir consolidando las organizaciones y el poder de la clase obrera y el pueblo.
Hoy en contra de las políticas de la burguesía monopolista que apuesta todas sus fichas a producir en nuestro país pagándonos salarios de miseria y en condiciones de trabajo deplorables. Y desde allí para materializar el proyecto de cambio real que le dé sustento y encamine al gran torrente revolucionario que está en marcha.