…cuando quieras te pongo al tanto, la idea es que no se haga nada sin consultar a los operarios, tuvimos un reclamo por una piezas malas y algunos salieron a hacer adivinanzas, yo hice reuniones, plantee el problema, todos opinaron sobre el tema, ahora estoy realizando un seguimiento con ensayos y la semana próxima vamos a dar respuesta a la fallas y a las soluciones…
En este comentario de un obrero de la industria autopartista de nuestro país se podrían abrir diversidad de temas políticos e ideológicos, uno más importante que otro.
Tomaremos un aspecto que nos interesa que es la fuerza motriz de nuestra revolución.
Las guerras intermonopólicas desatadas con furia en los últimos años son producto de una feroz competencia. La misma está dada, entre otras tantas cosas, por profundizar la productividad y achatar el salario para obtener más ganancias.
El comentario expresa que para avanzar en la productividad, los monopolios necesitan que los operarios, cada vez más calificados, incorporen su conocimiento, experiencia e inteligencia a la producción, requiere que el proceso productivo se socialice cada vez más y para ello achatan las pirámides, es decir necesitan que dentro del predio todos produzcan.
Por un lado los monopolios necesitan incorporar a la “familia” de la empresa a quien con su fuerza de trabajo genera la mercancía, el producto terminado, necesita de esa socialización, del trabajo mancomunado y por otro lado la empresa se “apropia” de toda esa riqueza material y espiritual. Le roban las ganas de trabajar cuando a fin de mes el salario es miserable, y además se lo caracteriza de “ganancia” aplicándole un impuesto totalmente injusto.
Esta contradicción es insalvable para el capitalismo. Lo que genera un freno al desarrollo de las fuerzas productivas y lo convierte en un sistema de atraso.
Se produce por millones y millones de dólares y los salarios y las condiciones de vida se hacen cada vez más miserables.
Los dueños del poder, en este caso el Estado de los monopolios y sus gobiernos nos dan un doble mensaje. Por un lado para tener las ganancias fenomenales y competir con otros monopolios, “somos capaces e inteligentes”, recurren en todas las esferas a nosotros los trabajadores, pero por otro lado y desde la cuna, en las escuelas, universidades y pasando por todos los niveles de educación, de manipulación de los medios informativos, nos dicen que los trabajadores en general y los obreros en particular somos incapaces para gobernarnos.
Según esa idea, si no se tiene un título universitario no se es capaz, o también que para hacer política “hay que saber”.
Les aterra el hecho que nos dispongamos a dirigir los destinos de una nación, de asumir la dirección política, porque saben que esa riqueza lograda con el sudor de 40 millones de argentinos iría a parar a 40 millones de argentinos y no a unos pocos recaudadores y parásitos. Una revolución social se potenciaría como una sociedad avanzada en el mundo, rompiendo definitivamente la expropiación que los monopolios hacen de nuestra fuerza de trabajo y dirigiéndola para el bienestar del Hombre y de la Naturaleza como una misma cosa.
Nosotros somos optimistas en este proceso revolucionario porque se está peleando en todos los rincones y porque en esa frase que citamos al principio está plasmada la base de la nueva sociedad. Es a partir de esa socialización alcanzada para producir y con la presencia de la política y las ideas de la revolución, que estamos en condiciones objetivas de avanzar más rápidamente al desenlace por la lucha por el poder.
Todos los procesos de unidad política de la clase obrera y de nuestro pueblo en función de la revolución no pueden estar ajenos a este nivel alcanzado de la producción en el amplio sentido de la palabra. La autoconvocatoria es una metodología que se corresponde con esa avanzada para producir, más involucramiento, más organización, más democracia, más calidad de participación de masas.
Lo que requiere de hecho una amplitud capaz de contener la inteligencia y fuerza material para concentrar el golpe contra el Estado de los monopolios y sus gobiernos y erigir una nueva sociedad basada, entre otras cosas, en una socialización de los principales medios de producción que rápidamente ponga en punta el bienestar de nuestro pueblo generador de todas las riquezas.