El contundente triunfo del conflicto de la policía de Santa Cruz, no es un hecho más en la historia de nuestro pais. Tiene un significado extraordinario que llevará, por un lado, sin dudas, a una seria reflexión a la burguesía monopólica; y, por el otro, en el movimiento revolucionario que se está gestando, debemos prestarle una atención de excepcionalidad, porque ayuda tremendamente a comprender en qué marco nacional se encuentra la lucha de clases en el momento actual.
Signo claro de un estado de ánimo que despunta y afirma que se ha instalado un auge y ofensiva de masas que llegó para quedarse, generando condiciones para superiores y enérgicas luchas y movilizaciones de la clase obrera y el pueblo que ponen sobre el tapete de la historia las aspiraciones y necesidades urgentes por parte de nuestro pueblo de cambios que vayan más allá de todo lo vivido hasta ahora.
Pero nada es casual o desolgado. Si tomamos en cuenta la intensa lucha de los petroleros en Santa Cruz, que ya lleva más de dos años, y que no afloja, la irrupción de la clase obrera en la escena política ya es una realidad que, como la humedad, cala hasta los huesos de todos los sectores de la sociedad. Y así podremos enumerar o enmarcar, los cien días de lucha de los pescadores en Mar del Plata, y un sinnúmero de enfrentamientos donde el proletariado argentino con sus luchas (a pesar de ser silenciadas) convidan al resto a salir a pararse firmes en los más diversos reclamos; lo cual, al mismo tiempo, hace ver que la clase obrera no está sola; y esto retroalimenta su combatividad, organización y unidad por abajo, y la búsqueda de una salida revolucionaria.
Qué verdad tan profunda y contundente la frase que reza: «La lucha dignifica». Así lo demuestra el conflicto de la policía de Santa Cruz, pues salir por sus reclamos desde la movilización y el paro con masividad y democracia directa, cuestionando sus cúpulas corruptas y reglamentaciones que aún perduran desde la época del fascismo sostenidas por estas democracias hasta ahora, nos muestran a las claras un conflicto de carácter político que supera largamente lo estrictamente económico. Esto es político con mayúsculas, porque los diversos sectores del pueblo, provengan del sector que provengan, comienzan a sentir a su caudillo natural que empieza a inclinar el péndulo de la correlación de fuerzas a favor de todo el pueblo contra la burguesía monopólica.
* La reducción de la joranada laboral a 48 hs semanales, la modificación del rango del pago de horas extras, horas adicionales, y la cobertura de guardias internas o externas durante los fines de semana.
* El QUITE de normativas que regula el funcionamiento de la policía decretada y sancionada durante la dictadura militar aún vigente.
* Ningún despido o sancionado por el conflicto.
* Ningún descuento.
* Ninguna causa penal.
* Un aumento salarial donde la hora pasa de $ 15,60.- a $ 21, 10.-, que significa un 35,26% a partir de julio.
A partir de enero la hora a $ 22.-, es decir un 41,03%.
A partir de marzo de $26.- la hora, lo que hace un total de 66,67% de aumento.
Esto es lo que se consiguió de la mano de la lucha de masas y de manera autoconvocada.
Si esto está pasando en lo que se supone son las estructuras estatales que supuestamente deben custodiar y garantizar los intereses de los monopolios, no lleva a otra cosa que afirmar una vez más lo que venimos sosteniendo: que su crisis política es de carácter estrucutral e irreversible, lo que nos debe alentar a redoblar los esfuerzos para sacar adelante la alternativa revolucionaria que, indefectiblemente, necesita y demanda la lucha de clases en este momento.