Unos cuantos años atrás la burguesía llamaba a la inflación un impuesto a los “giles” y desde su óptica de dominación, denominar a los pobres como giles era muy común.
¿Cómo llaman hoy a quienes pagan el impuesto a las ganancias? Que los que más tienen ayuden a los que menos tienen. En definitiva nos tratan de la misma manera…
Es decir un salario miserable que alcanza el mínimo no imponible paga el impuesto a las ganancias, es el de un trabajador que “más tiene” y debe “solidarizarse” con los que menos tienen. Mienten. El impuesto a las ganancias tiene dos aristas fundamentales:
- Bajar el salario
- Subsidiar a las empresas monopolistas
Es un bocado de león que pretenden extenderlo a todos los trabajadores asalariados y denominarlo con impunidad “impuesto al trabajo”.
Es decir, no solo te castigo con salario bajo, malas condiciones de trabajo, pésimo traslado a mi actividad y te saco el futuro de una vida digna, sino que te castigo con un impuesto para que pagues el descalabro que provoca este sistema capitalista. Es una masa de dinero que va a parar al bolsillo en forma directa de quienes todos los días dirigen los destinos del país: los monopolios y su gobierno.
Sin embargo este intento por ampliar la franja de “pagadores”, también amplía la franja de luchadores.
Es en este sentido que la amplitud que adquiere el tema hace necesario reinstalar la lucha contra este impuesto. Hay una condición de protesta social abierta que debe exigir la eliminación lisa y llana de ese impuesto.
Nadie va a instalar este tema sino lo hacemos los trabajadores y sus fuerzas políticas enfrentadas al sistema, en ese impuesto injusto estamos incluidos quienes ya lo pagamos, los que muy pronto lo pagarán y en definitiva todos los asalariados, porque no nos dicen, porque no se animan, que en el mundo “todos pagan el impuesto al trabajo”… Y bueno, ¡así está el mundo capitalista!
Este impuesto no debe pasar…y debe ser un motivo de debate en cada lugar de trabajo, debe abrirse una gran compuerta de movilización y de unidad en torno a un tema tan candente para el trabajador y su familia.
No importa que los medios y todo el arco de la burguesía acallen el robo impune a nuestra fuerza de trabajo, nada podemos esperar de quienes impulsan esas leyes, decretos y resoluciones; pero sí depende de las grandes mayorías y los revolucionarios dentro de ellas, instalar el tema como estandarte de la lucha.
Instalar quiere decir que en cada sector de trabajo, en cada lugar concreto en donde pasamos horas explotados y oprimidos, promovamos una movida que agite el tema, que provoque un estado de movilización y que sea capaz de organizar fuerzas que están a la vuelta de la esquina con las mismas inquietudes. Se hace necesario poner todas las fuerzas posibles en tensión, los jóvenes de las barriadas tienen que salir a pintar las calles, tirar volantes, explicar por lo que sus padres, amigos y vecinos están luchando y organizándose por este tema. Desplegar todos los caminos de unidad en un punto tan fundamental para la vida de cada argentino.
¡Tener en la mente que el impuesto no pasará!
Es un elemento político movilizador, de unidad y abarcativo, que a la vez, acelerará el fortalecimiento de las fuerzas materiales para los cambios revolucionarios, que impongan definitivamente una sociedad en donde el trabajo en función de la sociedad libere al hombre de impuestos, que sólo favorecen a los que más tienen.