Durante un tiempo atrás, fundamentalmente entre los años 90 y principios del 2000, los “intelectuales y politólogos” del capitalismo anunciaban por todos los rincones de nuestro país, que la clase obrera había dejado de ser sujeto de cambio, visto que había desaparecido como clase. Y parados desde tal afirmación pronosticaban el fin de las ideologías y la disolución de la lucha antagónica entre las clases.
Desde ya que tal afirmación intenta, hasta el día de hoy, desdibujar el papel histórico de la clase obrera en el mundo, para ponerle trabas al desarrollo de una salida revolucionaria a la destrucción humanitaria que significa el capitalismo como sistema político, económico y social.
Independientemente de la lucha entre las ideas revolucionarias y todo el arco del diversionismo ideológico, la realidad material es una sola, y los signos de ofensiva de la clase obrera en bastas luchas, terminan de enterrar tales afirmaciones.
Luchas como la de los petroleros en el sur del país, y como la de los trabajadores en el puerto de Mar del Plata entre otras tantas, nos van marcando el posicionamiento ofensivo que la clase obrera comienza a tomar en la lucha.
Si bien es cierto que en toda la población, también todos los días se desatan importantes movilizaciones ofensivas, como la lucha contra las mineras; contra la violencia y muerte a la población por hechos de inseguridad o gatillo fácil; por toma de tierras; por las reivindicaciones de los trabajadores del Estado; contra la desocupación; etc; etc, la ofensiva de la clase obrera, le imprime otra condición a la lucha de clases, porque enfrenta directamente al poder de los monopolios desde el mismo lugar en el que producen sus ganancias y a todas sus instituciones a su servicio, ahondando aún más la crisis de la burguesía y clarificando la posibilidad objetiva de golpear al verdadero enemigo de la población.
Asimismo, la clase obrera es la única clase que tiene la posibilidad material de acaudillar a toda la población bajo un proyecto político. Y es aquí donde comienza a aparecer nuestro futuro desafío. La unidad del movimiento obrero en todo el país es el principal desafío de la clase y sus destacamentos revolucionarios. Es decir, un proyecto político donde acumulen todas las luchas y conquistas que los obreros y el pueblo llevan adelante.
Mientras que la burguesía y el gobierno, con sus medios de comunicación, intentan tapar la realidad a través de la mentira y la desinformación, desde las bases de la clase obrera en las fábricas se va fortaleciendo el nuevo movimiento obrero, posibilitando las condiciones objetivas y materiales para el ascenso de un proyecto político alternativo y revolucionario.