Por momentos daría la impresión que las fuerzas políticas en pugna hacen todo lo posible para agregar más confusión al proceso de luchas que estamos viviendo. A decir verdad ellos, los de arriba, tienen una crisis política estructural, mientras que el pueblo con su movilización agudiza sus contradicciones.
Las grandes mayorías no están en “búsqueda” de soluciones al sistema, por el contrario las grandes mayorías se las exigen con la lucha.
Es muy feo para nuestros oídos escuchar a sendos dirigentes de todo tipo queriendo encontrar remedios al zafarrancho que provoca el sistema de dominación, aparecen consejeros, críticos, analistas, sobre todo “progres” que se retuercen en sus colchones buscando respuestas en su defensa . Opinólogos que con aires de suficiencia advierten “por dónde ir”.
Del lado de la revolución debemos seguir en la búsqueda de los caminos más cortos y más sólidos de la unidad de todo el pueblo. Ese es el fundamental y verdadero problema de las mayorías aunque mucho ya se está haciendo por profundizar el rumbo que nuestro pueblo va encontrando.
La sociedad humana está unida por infinitos lazos, y es la producción la que motoriza ese intrincado proceso en nuestro país. Desde allí está partiendo la esencia de un orden industrial que lleva más de un siglo. Este orden (capitalista) al que hacemos referencia, necesita de una amplia socialización para producir para que, a la vez, la apropiación de esa riqueza generada pase a cada vez menos manos. Esta es una contradicción insalvable del capitalismo y es la base de la lucha de clases. Pero sigamos con lo nuestro. Hay en el pueblo, una base material y una idea generalizada de organización, no hay cuestiones de un andamiaje social que no cuente con una idea básica de organización. Hay países en donde existe un capitalismo desarrollado pero tardío, en donde el peso cultural feudal o campesino le da otra impronta, ni mejor ni peor. En nuestro caso, es un orden industrial que interviene en todas las facetas de la sociedad.
Contamos con esa base material para la unidad política revolucionaria, contamos con un grado de conciencia de lo que no se quiere, de una disciplina, se va extendiendo la idea del proyecto revolucionario, de la posibilidad cierta de la revolución, pero venimos atrás en la unidad política. En el proceso de las luchas, de la movilización y conquistas aún la acumulación política revolucionaria y específicamente en organización y unidad estamos un paso atrás del que deberíamos estar. Contamos siempre que las acciones están por delante del afianzamiento de las fuerzas que se van acumulando, eso es muy cierto, pero estamos hablando que estamos detrás de ello. Es en este sentido que afirmamos que la predisposición a la lucha, la metodología y la organización autoconvocada son las vías masivas que está encontrando nuestro pueblo para exteriorizar su propuesta, que con su accionar de hecho es revolucionaria, pero aún ese gran torrente no está unido, el aislamiento aún sigue reinando. En cada lucha planteada el paso necesario es buscar la unidad en todos los planos, no son tareas aisladas ni ordenadas, es una idea de unidad global. Unidad en donde estamos trabajando, unidad en donde estamos viviendo, unidad en donde estamos estudiando, unidad autoconvocada por los reclamos políticos. Esas son las fuerzas en marcha de la revolución. La burguesía alienta la unidad de los de arriba, de las instituciones políticas de ellos, a creer en ellos a que le tengamos expectativas y son figuritas repetidas que no nos representan en nada.
La unidad autoconvocada, es decir por fuera de toda esa basura institucional, que está siendo masiva, que en realidad es la predisposición inmediata de toda lucha, son nuestras instituciones presentes y futuras, son las instituciones que ya están teniendo el poder de agudizarles sus crisis políticas de dominación. Esas experiencias hay que jerarquizarlas, darle la impronta política de lo que nuestro pueblo ya hace por sí solo.
El paso a dar es unir esas luchas, a lo que está alrededor de nuestro enfrentamiento, generalizar la unidad de lo que por la base ya está unido. A esta situación la llamamos acumular toda lucha en un proyecto político revolucionario, que cada enfrentamiento siga sumando fuerzas, acumulación y organización política autoconvocada. Sobre esa base impulsar la unidad desde la lucha autoconvocada nacionalmente recorriendo el camino de lo pequeño a lo grande y de lo débil a lo fuerte.