Una muestra más de la combatividad y disposición de lucha del proletariado internacional se está produciendo en Italia. Mineros de la empresa Carbosulcis, en la isla de Cerdeña, se han encerrado a unos 400 metros de profundidad con 350 kilos de explosivos, en contra del posible cierre de la explotación. Al igual que en España, los mineros exigen al gobierno italiano la garantía de un fondo de 200 millones de euros para evitar la pérdida de sus puestos de trabajo, en medio de la cada vez más angustiante situación que se vive en aquel país, producto de los recortes y de las medidas que se vienen aplicando para afrontar la crisis capitalista que arrecia por el mundo.
«Estamos preparados para permanecer aquí hasta que tengamos una respuesta del Gobierno que asegure el futuro de la mina. Nos quedaremos indefinidamente», explicó Sandro Mereu, uno de los mineros encerrados.
La acción de los mineros italianos pone nuevamente blanco sobre negro que la clase obrera, a nivel mundial, ha decidido hacer oír su grito de dignidad, y su decisión de no pagar una crisis que no le es propia. En el marco de la crisis mundial del capitalismo, las medidas que la oligarquía financiera internacional necesita aplicar para salvar su sistema (sea con el cierre de empresas o con la política de achatar salarios) terminan condicionadas por la acción de las masas obreras, tal como ocurrió la semana anterior en Sudáfrica, a pesar de los 34 obreros muertos por la brutal represión o como en nuestro país, en la provincia de Salta, donde los despidos primero, y la represión después, no lograron quebrar la protesta. En ambos casos los reclamos y las huelgas continúan adelante con más determinación que cuando se iniciaron.
La lucha de clases mundial está mostrando que la burguesía, a pesar de tomar iniciativas contra las fuerzas del trabajo, no las tiene todas consigo; la época que se está viviendo es de un ascenso sostenido de los trabajadores y un aumento de la crisis política que ha llegado para quedarse, impotente la burguesía por sortearla y retomar las riendas de la situación.
El cuestionamiento y rechazo de la clase obrera comienza a abrir una nueva etapa del enfrentamiento clasista en el mundo.