Las declaraciones del titular de Techint, Paolo Rocca, no son una opinión personal, ni mucho menos. Cuando las críticas del empresario se centran en la “competitividad” y en el precio del dólar, están expresando lo que toda la burguesía monopolista desea: seguir bajando el costo de mano de obra, léase bajar los salarios. Sólo que Rocca lo dice abiertamente, pero además brinda la fórmula para lograrlo, que es una devaluación que baje de un plumazo los ingresos de los trabajadores.
Decíamos que esto no lo desea solamente el Sr. Rocca, sino que evidentemente, hay un sector de la burguesía monopolista que propugna la devaluación como medida directa para atacar el bolsillo del pueblo trabajador y, como consecuencia directa, “ganar competitividad”.
La otra cara de la moneda sería el gobierno que, en teoría, defendiendo al pueblo, «no devalúa» y busca “alternativas” para que las empresas puedan producir; los mismos funcionarios, al salir a responderle al titular de Techint, le “echaron en cara” los subsidios que el Estado le otorga.
Ni Techint ataca al gobierno, que es “su” gobierno, ni el gobierno defiende al pueblo. La causa real del enfrentamiento y la contradicción por arriba es el proceso que se está dando por abajo. Es la lucha y el ánimo combativo que están expresando la clase obrera y el pueblo, lo que impide que los señores burgueses se pongan de acuerdo en cómo seguir adelante. En épocas calmas, es mucho más fácil ponerse de acuerdo por arriba, para someter a los de abajo; cuando los de abajo comenzamos a dar muestras que ya no nos dejamos someter como antes, empiezan los problemas para los de arriba.
Este es el verdadero trasfondo político de la discusión. La devaluación es un mecanismo de expoliación directa que, ante la situación que atraviesa la lucha de las clases, la burguesía no tiene espaldas políticas para implementarla.
Entonces, los dos bandos no son el gobierno y Techint, que forman parte de la misma clase que utiliza el Estado y todos sus resortes para garantizar y ampliar las ganancias de los monopolios. Los dos bandos en pugna son la clase obrera y el pueblo, que con la lucha condicionan cualquier medida que los de arriba intentan implementar, y la burguesía monopolista y su gobierno que sufre los embates de esa lucha, la que deja al desnudo sus contradicciones.