Localidades rurales totalmente aisladas. Caminos y rutas cortadas o destruidas. Los pibes sin clases desde hace días. Animales muertos bajo el agua. Municipios en emergencia sanitaria. Agua y más agua por todos lados… alcanza con mirar en cualquier dirección para ver de forma permanente el paisaje verdaderamente desolador que envuelve durante las últimas semanas a la provincia de Buenos Aires.
Algunas cifras son escalofriantes y revelan la magnitud de la inundación que afecta los campos del centro oeste de Buenos Aires: se estima que 10,5 millones de hectáreas quedaron anegadas o bajo agua (un tercio de las hectáreas totales en la provincia), comprendiendo a 26 distritos.
En Tapalqué, por ejemplo, hasta hace tres días había 160.000 hectáreas bajo agua, equivalentes al 38% de la superficie del partido. Lluvias recientes llevaron el porcentaje del partido inundado al 60%. En Carlos Casares está entre el 80 y el 90% afectado. En Bolívar se calcula que un 55% está comprometido y en Benito Juárez, el 50%.
Más de 50 Escuelas rurales continúan sin tener clases por las inundaciones. Los maestros no pueden llegar a las mismas por estar los caminos anegados.
Los “informes” recurrentes de los medios de la burguesía se centran en las pérdidas económicas que se evalúan en la producción agropecuaria (de hasta 5.000 millones de pesos), viéndose afectada la ganadería por la mortandad de animales y praderas destruidas, la agricultura y los tambos.
Pero además de esto, los pobladores de las localidades afectadas están viviendo un verdadero calvario desde hace semanas. El gobierno nacional se hace el desentendido y le tira el muerto a Scioli, en esa disputa paupérrima que vienen llevando adelante en estos últimos meses, dejando a miles y miles de habitantes al total desamparo.
Pobladores rurales de diversas localidades apenas pudieron escapar hacia un lugar más seguro y más seco, pero muchísimos fueron atrapados por el agua y el anegamiento de los caminos. Sólo la asistencia humanitaria y la organización entre vecinos les permite, hoy, conseguir algo de alimentos y medicación. Esta es la realidad, por más que el gobierno (nacional y provincial) la pretendan barrer debajo de la alfombra.
Solucionar el problema de fondo, retomando el permanentemente postergado Plan Maestro de la Cuenca del Río Salado, con dragados y otras obras que permitan un mejor escurrimiento del agua en las épocas de fuertes lluvias, es uno de los reclamos más fuertes de los pobladores, que se están reuniendo en asambleas de diferentes localidades.
Mientras tanto, en el día de ayer al ministro de Planificación, Julio De Vido, no le quedó otra que admitir que se usaron recursos hídricos para la muestra de Tecnópolis. El desvío de fondos hídricos fue por 16,2 millones de pesos para un stand… Denuncian los vecinos que con ese dinero se podrían haber construido alcantarillas, canales secundarios o puentes en zonas que ya se sabía tenían riesgo de inundación.
La crisis y la debilidad política del gobierno ya no puede ocultarse de ninguna manera. EN ese marco y por su parte, en un acto en La Matanza, la presidenta Cristina Kirchner dijo en otro de los floridos discursos a que nos tiene acostumbrados últimamente que «Buenos Aires registra la mayor inversión en recursos hídricos, lo que nos ha permitido recuperar millones de hectáreas productivas»…Se ve que estaba mirando otro canal.
Los inundados felices, aplaudiendo lo bien que nos va según el gobierno…