Las luchas de los petroleros y docentes en la Patagonia, la huelga de los pescadores, la de los trabajadores de subte, y un sinnúmero de miles de fábricas que tomaron diversas medidas de fuerza este año en la lucha por los salarios; y hechos recientes como el conflicto de El Tabacal, la pueblada de Humahuaca, las movilizaciones en el Chaco que no hace mucho obligaron al cierre de una base militar yanqui y que hoy se manifiestan en contra del ajuste (haciendo suspender un acto de la presidenta en Resistencia porque no estaban dadas las condiciones por la movilización de la gente); son una serie de hechos que expresan a la clase obrera y al pueblo manifestándose en contra de las políticas de este gobierno.
En este marco, donde la lucha de clases se tensa cada día y la tendencia generalizada a la confrontación en demanda de los más diversos reclamos, es que debemos ubicar las masivas movilizaciones ocurridas ayer, que se dieron en la mayoría de las ciudades más importantes del país y otras en un sinnúmero de localidades menos pobladas. De forma autoconvocada y espontánea, miles de ciudadanos expresaron el hartazgo y el agobio a las políticas que emanan de los monopolios.
Por supuesto que desde el gobierno y de los políticos “opositores” intentan desvirtuar el carácter que tuvieron los hechos y lo que expresan. Unos tratando de dividir y otros tratando de montarse sólo con un afán electoralista, que de ninguna manera nuestro pueblo está dispuesto a aceptar.
Los sucesos de ayer demuestran una vez más la gravedad de la crisis política que padece este sistema, y es un importante envión que recalienta el estado de ánimo del propio pueblo, aísla más aún las políticas de los monopolios y en todas sus latitudes estas luchas nos terminan fortaleciendo.
Golpe que aporta a embarrarle la cancha a todas estas políticas nefastas que llenan sus arcas a costa del sacrificio y explotación de la clase obrera y el pueblo. No caben las concepciones del posibilismo que emanan desde la burguesía, sino la lucha por el poder donde el principal objetivo es la destrucción del Estado burgués a través de una revolución que, si bien aún no expresa una dirección política destacada, contiene todos los elementos de que nuestro pueblo no está dispuesto a vivir como vive y que el poder ya no puede avanzar como pretende.
Por eso afirmamos que estos hechos suman al torrente de la revolución, van más allá del fenómeno y sólo es el comienzo de lo que se viene, con un proletariado que, a diferencia del 2001, está en condiciones de darle un sentido profundamente revolucionario a esta etapa.