En el mundo, la lucha de clases, las demandas y aspiraciones de los pueblos, suben la apuesta, recalientan el planeta y se generaliza la protesta en los lugares más diversos con fenómenos particulares, aparentemente disímiles, pero que contienen en su esencia un común denominador: ya no se está dispuesto a aceptar los designios de las políticas de los monopolios y seguir viviendo como se vive.
Muchos gobiernos se ven acosados por la enérgica lucha y expresiones masivas de movilización que demuestran a todas luces la incapacidad del capitalismo de ofrecer soluciones, pues estas van reñidas con su propia razón de ser: LA GANANCIA a costa de la súper explotación de los pueblos y los recursos naturales del planeta.
Para muestra, botones sobran, desde la impresionante movilización en Lisboa de más de 400 mil personas contra los ajustes; la movilización en Madrid, como continuidad de una lucha que tiende a incrementarse cada día también contra el ajuste; o en Moscú y otras ciudades de Rusia contra Putin exigiendo más libertades; o el recrudecimiento de la llamada “primavera árabe”, desvirtuada por los medios masivos del “mundo occidental” pero que hace crujir el debate de la propia clase dominante en países como Túnez, Egipto, Marruecos, Libia, Líbano, Sudán, Yemen, y así, con protestas en más de 30 países. Y aquí nos queremos detener un momento: el detonante o pretexto, un ofensivo video (que la mayoría de los pueblos no vieron), en contra del islam.
El imperialismo, al mejor estilo hollywoodense atribuyó los hechos, en principio, a una supuesta cruzada extremista y terrorista, pero que luego no les quedó otra que reconocer a través de la embajadora de los EUA ante la ONU, Susan Rice, que fue producto de una protesta espontánea del pueblo. Pero hasta la prensa más liberal de estos países, o la agencia Reuters no pudieron disfrazar.
El supuesto atentado al Consulado Norteamericano en Bengasi (Libia) donde muere el embajador norteamericano y 3 militares de élite, no fue tal; ni el objetivo era matarlo, pues testimonios contundentes afirman que fue una pueblada que asaltó el Consulado. Ahí se produjo un enfrentamiento armado desde adentro; el edificio, producto de la ira, fue incendiado, y el embajador Christopher Stevens fue rescatado por los mismos manifestantes y llevado de urgencia a la guardia médica de Bengasi. El médico, de nombre Ziad Abuzaid afirmó que “venía con un cuadro de infarto” y trató de revivirlo durante 45 minutos, pero falleció. La agencia Reuters así lo publicó, corroborado por la prensa oficialista libia. Es bueno recordar, entre otras cosas que el motivo de la visita del embajador a Bengasi era para reunirse con ejecutivos de la empresa estatal de petróleo.
Es de destacar que también fue tomada la Embajada de EUA en Túnez, que luego fue desalojada a tiros, con 2 manifestantes muertos; al igual que en Sudán, con 3 manifestantes muertos.
Como se dieron los hechos, ha llenado de una gran preocupación a la oligarquía financiera, porque tienen una profundidad que llegan hasta el fondo de las raíces. No son comandos que actúan como en las películas norteamericanas. Son los pueblos los que se expresan, lo cual manifiesta una fortaleza tan grande que les desnudan al enemigo todas las debilidades políticas.
Estas luchas de los pueblos, con una tendencia creciente en los más diversos lugares, y que se expresan de una u otra manera, como en Europa u Oriente, avanza inexorablemente achicándole al enemigo el margen para mentir e inventar una razón de que este sistema es la única forma de vida, y que es eterno. Los pueblos del mundo han comenzado a transitar un viaje de ida, hacia la búsqueda de la libertad del hombre.